El
Amante.
Un
bello trabajo realizado con uno de los poemas de Hesse. La pieza musical es
arrobadora, el colmo de la belleza y en empatía con los versos de Hesse.
Igualmente la dicción del lector se acomoda al ritmo de los versos y al de la
música...Agrego debajo el poema en alemán y una versión a nuestra lengua
castiza.
(lacl, 25
/ 06 / 2018)
El
amante
Aquí
yace ahora tu amigo despierto en la mansa noche,
aún
tibio de ti, y lleno de tu aroma todavía,
de
tus ojos, tu cabello y beso – ¡ah medianoche,
oh
luna y estrella y aire azul nublado!
En
ti, amada, mi sueño se eleva
Insondable
como en el mar, las montañas, el acantilado,
salpicado
por las olas e insuflado por su espuma,
ser
sol, raíz, animal
en
torno a ti,
por
estar cerca de ti.
Saturno
ronda a lo lejos y la luna, yo no los veo,
sólo
miro tu cara de pálido polen,
y
río en silencio y lloro embriagado,
y
ya no hay dicha, no más sufrimiento,
sólo
tú, sólo tú y yo, perdidos
en
el profundo espacio, en el profundo mar,
en
ello estamos perdidos,
y
allí morimos para volver a renacer.
Hermann Hesse julio de 1921
Der
Liebende
Nun liegt dein Freund wach in der milden Nacht,
Noch warm von dir, noch voll von deinem Duft,
Von deinem Blick und Haar und Kuß - o Mitternacht,
O Mond und Stern und blaue Nebelluft!
In dich, Geliebte, steigt mein Traum
Tief wie in Meer, Gebirg und Kluft hinein,
Verspritzt in Brandung und verweht zu Schaum,
Ist Sonne, Wurzel, Tier,
Nur um bei dir,
Um nah bei dir zu sein.
Saturn kreist fern und Mond, ich seh sie nicht,
Seh nur in Blumenblässe dein Gesicht,
Und lache still und weine trunken,
Nicht Glück, nicht Leid ist mehr,
Nur du, nur ich und du, versunken
Ins tiefe All, ins tiefe Meer,
Darein sind wir verloren,
Drin sterben wir und werden neugeboren.
Hermann
Hesse Juli 1921
Hermann Hesse, pintor
"Yo no dedico gran afán a la
posesión; me separo fácilmente de las cosas y las doy con facilidad. Pero ahora
me abruma un afán por querer retener, sobre el cual a veces debo sonreír. En el
jardín, sobre la terraza, junto a la torrecilla bajo la veleta, me siento día
tras día y permanezco quieto durante horas, y de pronto me lleno de actividad y
con lápiz y pluma, con pincel y pinturas, trato de reproducir esto y aquello de
la floreciente y efímera riqueza que hay. Dibujo con esfuerzo las sombras de la
mañana en la escalera del jardín y las revueltas de las gruesas serpientes de
glicinias, y trato de reproducir los lejanos y vidriosos colores de las
montañas al atardecer, que son tan delgadas como un hálito y tan radiantes como
joyas. Después vuelvo a casa cansado, muy cansado, y cuando por la noche coloco
mis hojas en la carpeta, casi me entristezco al ver lo poco que pude anotar y
conservar de todo ello".
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