Una hermosa parábola no exenta de dulce templanza, descarnada sabiduría. No todos los diezmos obedecen a lo dinerario, no todos los sacrificios obedecen a una autoinmolación. Enseñanzas de la Kábala.
Salud, lacl.
El valor del diezmo.
Abu Shaul de Casablanca, copista de la Torá, renombrado sofer stam, solía decir:
-En la época en que nuestro Moisés era príncipe de Egipto, y se paseaba entre pirámides y remaba en el Nilo; se ejercitaba en el arco y en el látigo, el arpa y el sistro; en los días en que gozaba del favor del faraón y de su corte, y aprendía medicina, zoología, botánica y astronomía, un sacerdote calvo lo llevó a la escuela de los escribas para que viera cómo entraban, los animales, a los signos escritos. De qué modo plegaban las alas las ocas o abría la boca el cocodrilo, volaba el halcón o se enfurecía la cobra. Cuando le mostraron, en el jardín de un templo, el avestruz, cuyas plumas aludían a la verdad, le dijeron: “De todos sus huevos habrá siempre uno que rompa para atraer las moscas y dar de comer a sus polluelos. De igual modo, entre todas tus ideas y sueños debe haber uno que los alimente a todos. Es el diezmo de cada ser por la continuidad de su ser, es el sacrificio de una parte de ti mismo para que florezcan otras”
En memoria de ese acontecimiento seguramente apócrifo, que ni figura en el Talmud ni es mencionado en la Kábala o el Midrash, Abu Shaul de Casablanca, visionario y calígrafo, coleccionaba plumas para escribir. De ganso del norte, de águila de Al Andalus, de halcón peregrino y hasta de golondrina, con la que, en determinadas ocasiones, solía dibujar el santo nombre del Creador, para que siempre-decía-volviera a su vida cruzando los océanos de la desdicha y las crispadas corrientes del desamor. Aunque los escribas judíos del Magreb preferían las plumas de caña a las de ave, él era una excepción. Vivió hasta los noventa y nueve años y se sabe, porque así está escrito, que sus últimas palabras fueron:
-La lengua es la pluma del corazón. Si es primaria sabrás a dónde ir; si secundaria, a quién seguir.
El avestruz lleva, en hebreo, el nombre de iaén ( }(y ), cuya raíz, andando el tiempo, se transformará en aná ( hn( ), responder, contestar, pero también cantar, alabar. Entre los egipcios, la nítida pluma de avestruz (Struthio camelus ) era el indicativo de Tmeh o Maat, la diosa de la justicia, cuya imagen presidía la psicostasia o el peso de las almas. Casi una aliteración, su equivalente bíblico, virtud suprema del Creador, será la palabra emet, verdad.
Mario Satz, La palmera trasparente. Parábolas historias y enseñanzas de La Kábala. EDAF, Col. Arca de sabiduría. Madrid, 2000.
Galería de Orfeo: Raga Yaman
Nota Bene. Este es un blog sin fines de lucro, la música y contenidos audiovisuales que acá se comparten pertenecen a terceros, no tenemos ninguna intención de monetizar con tales contenidos; nuestro propósito al publicarlos acá es eminentemente cultural, humanístico o artístico.
2 comentarios:
Vuelvo a este espacio de aire y serenidad, para sentir cordura o calibrar mi locura. Contracorrientes es un antídoto para mi.
Muchas gracias por tan bellas palabras, sinceramente me llegan al alma. Mis disculpas por el extravío; suelo ser un mal bloguero en el sentido de que se me pasan los comentarios y no estoy muy ducho en la tarea de contestarlos, pero aquí dejo esta nota de agradecimiento. Salud
lacl
Publicar un comentario