Arte y poesía: vigencia de toda expresión lúdica, gesto o acto non servil en tiempos tan obscuros como los actuales. Disertaciones sobre el culto añejo de ciertos antagonismos: individuo vs estado, ocio y contemplación vs labor de androides, dinero vs riqueza. Ensayos de libre tema, sección sobre ars poética, un muestrario de literatura universal y una selección poética del editor. Luis Alejandro Contreras Loynaz.
Ningún poema le cierra la puerta a las palabras, pero ellas
deben estar en concierto para entrar a su morada. ***
Poesía, búsqueda de un giro al decir por rozar la sinfonía.
***
Yo soy incapaz de corregirle un poema a nadie, pues el
decir es algo enteramente personal. Pero, si se nos da entrar en amistad y en confianza,
creo que tan sólo me atrevería a preguntar el porqué de apelar a un giro del
verbo o la apoyatura sobre alguna palabra que me sonara discordante en el
contexto. El sonido tiene mucho peso en el contexto, por algo contamos con la
palabra concierto. El sonido significa, es significante. Así como Rimbaud señalara
una vívida e iluminada relación del color con las vocales, hay una sonora relación del
eco, estruendo o murmullo de la enunciación con el espíritu de la letra, con esa composición que sale al aire en el vehículo
de la palabra o, incluso, al papel desde donde la palabra canta con
sordina. Esto aparte, jamás podría ni debería uno decirle a otro qué es lo que
quiere o quiso decir. Eso es una antipática intemperancia y, muy probablemente,
un espejismo. Por supuesto, es sano corregir errores, y eso se hace con recato
y respeto hacia el otro, pero con la expresión del otro no hay derecho alguno a
interferir. A lo sumo puede uno entrar en diálogo para intentar aprehender aquello
que le resulte oscuro. Y, a lo sumo, puede uno preguntarle al otro si tiene una
idea clara de lo que quiere o quiso decir, cuando algo no nos ha lucido consonante en
el concierto pues, si a ver vamos, las ideas suelen ser más complicadas que su
decantada expresión. Al final del diálogo, lo más probable es que cada uno de
los interlocutores encuentre nuevos einsospechados destellos de la imago en lo que (suponía uno) era un discurso cargado de sindéresis, su
propio ideario. De allí, la importancia del cultivo del arte de conversar. En suma,
para aspirar a la decantación de un poético decir es menester contar con serenidad
de espíritu y una lúdica paciencia, dado que el verbo no se apura, no corre
cuando intenta develar a quien lo esboza. Si uno comprende que el verbo es un
sabio aliado, un aliado que nos supera en tiempo y espacio, acaso pueda vivir
la experiencia de que el tiempo no dura. Y tampoco se sentirá tentado por la
prisa.
Notas y adagios sobre poesía, lacl, 21 / 11 / 2018
Post scriptum.
El poema es un concierto.
lacl, 24
/ 11 / 2018
y la luna me sonríe...
Una gélida ventisca azota
las entrañas de la noche,
dejando -en el eje del silencio-
sus notas sibilantes
sobre ramas, hojas y capullos
de palmas, papiros y azaleas.
Me asomo a la ventana
y la luna me sonríe,
como un útero a punto de abrirse.
(lacl, entre el 02 y 04 de Octubre de 2010) Todas las fotos son de anoche...
La memoria es un gran tejedor y un re-constructor de la
humanidad. Una memoria que va siempre enlazada a los pensamientos del corazón,
-como señalara alguna vez, James Hillman-, y que es necesario cultivar, como el
más bello y frágil jardín de nuestra morada interior. Le confiero más poder a
esa memoria de pecho que a los combates de la razón.
lacl, 13 11 2018 ***
Una de las cualidades del arte es, también, desnudar almas,
abatir los pedestales de la mentira, zaherir la amargura metódica del mundo en
colectivo. ¿Qué otra cosa hace, si no, Don Quijote?
***
Nunca hay que llegar hasta el colmo de permitir que nuestra
voz cantante la tome la amargura, pues, amarguras causadas por terceros, a
terceros no afecta, sino a quienes van dirigidas las flechas, dardos y ponzoñas
que estos lanzan. Si bien es cierto que hemos sido testigos de la comprobación
de aquella vieja leyenda de que "amor con hambre no dura", tampoco
deja de ser cierto que es en las malas cuando amor se sobrepone a todo aquello
y/o a todos aquellos que pretenden derruir las únicas pocas cosas por las que
vale la pena vivir la vida...
A los hijos de esta tierra de gracia nos ha tocado vivir y
tragar las duras y las maduras. Colectivamente hablando, somos todos
responsables de lo que vivimos. Hemos sido ligeros, dicharacheros, joviales, lo
cual me parece que es una virtud, si se apega a los principios de vida connaturales
a aquello que (precisamente por devenir de madre natura) se nos da de regalo,
sin explicación alguna y sin que se base en algún tipo de merecimiento, como no
sea el de que seamos hijos del cielo, ni más ni menos, una carambola cósmica.
Pero una inmensa parte de nuestros paisanos ha confundido jovialidad con
irresponsabilidad, se ha tomado la liviandad de espíritu en el trato con el
prójimo como una alegre y desapasionada manera de joder a los demás y la guasa
como una excusa para cometer bajezas con regodeo; todo ello superando cualquier
tesis sobre el cinismo.
Pero lo que deseo significar, retomando el primer párrafo, es
que aunque nos quiten el pan, no nos quitarán el gusto por contemplar un
encarnado amanecer o una puesta de sol. Si nos permitimos que los seres que
viven sólo para daño y dolo (terceros sempiternamente infelices) se adueñen de
aquellas parcelas que son nuestras por naturaleza, entonces sí creeré que les estaremos abriendo las puertas para
que entren a saquear un tesoro, el único y más preciado bien al que ellos, motu proprio, no consiguen entrar, y lo cual es precisamente la causa de
que vivan para daño y dolo; les estaremos abriendo las puertas de nuestro jardín
interior: nuestro remanso. Y ya sabemos lo que son capaces de hacer las almas
vacías con un delicado jardín. El lema de las almas inválidas es: "Si yo no puedo tenerlo, tú tampoco."
***
Edward Said lanzó su piedra en años mozos. Amos Oz también lanzó
la suya. Pero no me cabe duda de que han contribuido, más y mejor, con la prestancia
de sus plumas que con cualquier otro aparejo a una necesidad de clarificación,
como la hay, sobre el justo equilibrio de y entre las sociedades, si ello se
hace tomando siempre como punto de partida al ser humano. Creo que son las
personas, los individuos quienes -sumados uno a uno- tienen la misión de
subvertir un statu quo impuesto por quienes llevan el timón de esta nave de locos
y no una masa amorfa, sin sentimientos ni pensamientos propiamente suyos, sino
como trasplantados en una suerte de comprimido decálogo que les “salve” de los
pesares del pensar. Mis temores de anteponer las necesidades del estómago a las
de alma y corazón vienen por ese camino… Unas labores excesivas del estómago acallan
las del alma, sea que aquellas labores se consumen en plenitud o en menoscabo.
La primera vez que escuchamos a Bona fue como músico
acompañante del ensamble que montara Harry Belafonte para su concierto en la
universidad de Nueva York. Eso fue en 1997. Nuestras mandíbulas se cayeron de
su sitio al escuchar este concierto y al descubrir a Bona, las voces del coro,
los arreglos y el conjunto de músicos en general.
Recuerdo perfectamente que durante los días o (para ser más
específicos) durante las noches de esa sombra que fuera Abril de 2002, sombra
extendida como un largo eclipse solar que nos recuerda la era de desecamiento e
infecundidad de la saga artúrica o las amenazas de morbidez que sobre el mundo
se asoman en El Señor de los Anillos, no podíamos dejar de disfrutar con asombro
inenarrable la efervescente alegría con que la palabra Venezuela era coreada por
ese extraordinario conjunto de voces que acompañaron a Belafonte en aquella
memorable ocasión. Ante el derrotero de un país que, desde aquellos días, ha
lucido como el mal sueño de un colectivo extraviado en un laberinto,
escucharles hizo las veces de lámpara en la noche, sembrando la promesa de un
rayo de esperanza.
Bona fue un memorable hallazgo, es cierto, pero igualmente
lo fueron los acompañantes del coro y el resto de los músicos. Uno de ellos,
encrucijadas de la vida, fue luego uno de los profesores de mi hijo en sus
estudios de música..
En fin, siendo uno de los más bellos encuentros musicales
de que tenga yo memoria, me parece injusto que jamás haya dejado honrosa
memoria de ello en estas páginas del blog.
Acá dejo una colecta de los temas celebrados esa noche…
Comienzo con Matilda por el comentario que hago en el segundo
párrafo…
Salud!
lacl
Y el solo de Richard Bona, esa noche... Lamentablemente no conseguimos en la red el video original.
Va en ofrenda... Esta música muerde o rasga como ciertas
cuerdas interiores de un país indefinido, impalpable, que a su vez nos habita y
habitamos ...
Un encordado tendido entre la memoria y el ombligo,
haciendo del cuerpo una caja sonora en la que resuenan las nostalgias
entremezcladas con una mínima y dolorida sensación de estar escuchando el rastro de los pasos perdidos... Salud, lacl
En los últimos días he tenido en mis manos (cuando he
podido) un par de joyas! El Bhagavad Gita que tradujera Marcovich para la ULA
hace varias décadas y que fuera reeditado en edición de sólo 500 ejemplares
hace unos diez años, y el “Pararse y Ver” de Chih - I.
Del trabajo de Marcovich, ese sabio que vivió
desapercibidamente varios años entre nosotros, se dice que es una de las
mejores versiones del Bhagavad Gita que se hayan intentado en lengua alguna.
¿Por qué les catalogo como un par de joyas? Porque el primero, libro
sapiencial, abre con uno de los más bellos ejemplos de compasión de que se
tenga noticia, cuando Arjuna expresa a Krisna su negación a entrar en batalla
contra sus hermanos, su renuencia al asesinato, ni siquiera movido por la causa
de adversar una sinrazón.
Y el segundo porque es crisol donde se atesoran vías para
la meditación efectiva, para una suspensión de lo temporal y un verdadero
encuentro con el cosmos. Pararse y ver es, como dice Thomas Cleary en su
introito, cese y contemplación.
Son joyas, porque compasión y meditación no son valores
sobre los que se asienten las bases del mundo de hoy. Y cuánta falta que nos
hacen esos sagrados secretos, tan a la mano y tan declinados por nosotros.
(lacl, 12 de noviembre de 2013)
Arjuna y Krishna, Baghavad Gita
Mahamrityunjaya Mantra
Chinese Music Traditional Compassion Mantra
Anoushka Shankar e Patricia Kopatchinskaja - Raga Piloo
Me fastidia la cantilena de que Borges era reaccionario.
Nunca entendió una ingente multitud de intelectuales latinoamericanos
(usualmente allegados a la izquierda) que él iba más lejos en la ironía sobre
los papanatas del poder de lo que nunca ellos pudieron imaginar ni, mucho
menos, alcanzar. Ha de haberles dolido aquello que dijera en cierta ocasión:
"...No voy a recepciones de la embajada soviética,
donde sirven vodka o caviar. No sigo ese régimen..."
Dejo más abajo el texto ampliado. Acaso una declaración
incomprensible para quienes creen en espejismos como el grandilocuente y omnipotente
"Estado" (sea con visión de izquierda o de derecha, que lo mismo da)
o en Congresos de partidos, Polit-bureaus y toda suerte de camarillas por medio
de las cuales una minoría elitesca se instituye en rectora de la divina persona
humana. Por mí se pueden ir bien largo al carajo los intelectuales con carnet.
Salud!
lacl
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Y aquí la cita:
"...No pertenezco a ningún partido político y no he
hecho política activa. Descreo de las fronteras, y también de los países, ese
mito tan peligroso. Sé que existen y espero que desaparezcan las diferencias
angustiosas en el reparto de la riqueza. Ojalá alguna vez tengamos un mundo sin
fronteras y sin injusticias. No voy a recepciones de la embajada soviética,
donde sirven vodka o caviar. No sigo ese régimen. ¿El peronismo? Algo
inverosímil. Yo no puedo hablar con imparcialidad; mi madre, mi hermana y mi
sobrino estuvieron en la cárcel. A mi me echaron de un puesto mínimo que
ocupaba en una biblioteca de las afueras. Me han enseñado a pensar siempre que
el individuo deber ser fuerte y el Estado débil. No puede entusiasmarme una
teoría en la que el Estado sea más importante que el individuo. Me acuerdo
también que mi padre se definía cono un anarquista individualista. Y creo que
yo también me defino como un anarquista individualista. Las dictaduras fomentan
la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la
crueldad; más abominable es el hecho de que fomenten la idiotez. Combatir esas
tristes monotonías es uno de los muchos deberes del escritor..."
JLB
Jorge Luis Borges: Siete Noches - La Cábala / Carl Sagan - Un pálido punto azul / Glenn Gould and Leonard Bernstein: Bach's Keyboard Concerto No. 1 in D minor (BWV 1052)