Hay tareas, emprendimientos, lances en la vida que se inician bajo el impulso del más puro de los amores. Aquel que es movido por una fuerza de origen acaso desconocido, un desbordamiento ctónico o celeste, ingobernable, deseoso, provecto de inspirado entusiasmo. Así me imagino yo tareas como aquella emprendida por el maestro Borges con la colaboración de Margarita Guerrero, al compilar y redactar este libro de los seres imaginarios.
Supondré, como hipótesis, que hay que haber amado abnegadamente el don de la imaginación o el derrotero de la humana cultura a lo largo de los siglos, como condición previa a la gracia de descubrir lo que significa la senda dorada de la dedicación de las horas vividas a la luz de la letra, para luego optar por el gesto de donarlas en lo aprendido y lo aprehendido, en lo absorbido y destilado en ese alambique incansable que decanta elixires en el pecho.
Gracias a ese impulso vital es que podemos, los miembros de nuestra estirpe, gozar de lo que otros miembros han creado y atesorado, como custodios de nuestro devenir. Borges y ¿por qué no? algunos de sus amigos y compañeros de gesta o aventuras, formaron fila desprendidamente cuando los hados llamaron a los elegidos.
Dejemos pues, aquí, una vez más, el prólogo, añadiendo un par de brevedades de ese libro indispensable, apretado compendio en lo que se refiere al conteo de las páginas, pero infinito en lo que sugiere cada trazo escrito en ese otro libro, el de nuestra común imaginación...
Salud, lacl
*** * ***
El libro de los seres imaginarios
Jorge Luis Borges con la colaboración de Margarita Guerrero
PRÓLOGO
El nombre de este libro justificaría la inclusión del príncipe Hamlet,del punto, de la línea, de la superficie, del hipercubo, de todas las palabras genéricas y, tal vez, de cada uno de nosotros y de la divinidad. En suma, casi del universo. Nos hemos atenido, sin embargo, a lo que inmediatamente sugiere la locución "seres imaginarios", hemos compilado un manual de los extraños entes que ha engendrado, a lo largo del tiempo y del espacio, la fantasía de los hombres.
Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del universo, pero algo hay en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres, y así el dragón surge en distintas latitudes y edades.
Un libro de esta índole es necesariamente incompleto, cada nueva edición es el núcleo de ediciones futuras, que pueden multiplicarse hasta el infinito.
Invitamos al eventual lector de Colombia o del Paraguay a que nos remita los nombres, la fidedigna descripción y los hábitos más conspicuos de los monstruos locales.
Como todas las misceláneas, como los inagotables volúmenes de Robert Burton, de Fraser o de Plinio, El libro de los seres imaginarios no ha sido escrito para una lectura consecutiva. Querríamos que los curiosos lo frecuentaran, como quien juega con las formas cambiantes que revela un caleidoscopio.
Son múltiples las fuentes de esta "silva de varia lección" las hemos registrado en cada artículo. Que alguna involuntaria omisión no sea perdonada.
JLB / MG
Martínez, septiembre, 1967.
*** * ***
EL ELEFANTE QUE PREDIJO EL NACIMIENTO DE BUDDHA
Quinientos años antes de la era cristiana, la reina Maya, en el Nepal, soñó que un elefante blanco, que procedía de la Montaña de Oro, entraba en su cuerpo. Este animal onírico tenía seis colmillos, que corresponden a las seis dimensiones del espacio indostánico: arriba, abajo, atrás, adelante, izquierda y derecha. Los astrólogos del rey predijeron que Maya daría a luz un niño que sería emperador de la tierra o redentor el género humano. Aconteció, según se sabe, lo último.
En la India el elefante es un animal doméstico. El color blanco significa humildad y el número seis es sagrado.
*******
LOS ELFOS
Son de estirpe germánica. De su aspecto poco sabemos, salvo que son siniestros y diminutos. Roban hacienda y roban niños. Se complacen en diabluras menores. En Inglaterra se dio el nombre de elf-lock (rizo de elfo) a un enredo del pelo, porque lo suponían obra de Elfos. Un exorcismo anglosajón les atribuye la malévola facultad de arrojar desde lejos minúsculas flechas de hierro, que penetran sin dejar un rastro en la piel y causan dolores neurálgicos. En alemán, pesadilla se traduce por Alp, los etimólogos derivan esa palabra de "elfo", dado que en la Edad Media era común la creencia de que los Elfos oprimían el pecho de los durmientes y les inspiraban sueños atroces.
*******
No hay comentarios.:
Publicar un comentario