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martes, 30 de septiembre de 2025

En memoria de Marcelo Sztrum

 


Unas palabras de Mery Sananes en tributo a la memoria de nuestro común amigo, Marcelo Sztrum, quien partió de estas comarcas descalzado y en puntillas. No nos enteramos de que se había ido, sino mucho después de iniciada su travesía a parajes no visibles para lo que de este lado del espejo comulga y vibra. Y es por esta razón que agrego de antesala unas palabras que dejé como comentario al tributo que más abajo se lee.

Este memorioso y humilde homenaje al amigo se me había quedado en la columna de los pendientes, en forma de borrador, desde Agosto de 2024. Y no porque haya pasado un año y más, la memoria se hace desmerecedora: todo lo contrario. La memoria afectiva afínca sus pies al paso de los días.

 (lacl, 30 de septiembre de 2025)

P. S. También le he dado salida a la entrada que se había quedado en el borrador correspondiente al 10 agosto de 2024. 


***

Gracias, Mery, por tu hermosa y sentida ofrenda al querido Marcelo. En los últimos años (hay que decirlo, pues ya es cuestión de años y no de meses) hemos y habíamos hecho -valga esta redundancia del tiempo- algunos cambios en nuestra recurrencia conversatoria, cambios evidentemente impulsados por razones que van más allá de nuestros alcances personales. Pero en los últimos tiempos, desde el año pasado habíamos retomado las conversas. Y como siempre, temas y variaciones principalísimos fueron los cantos y los nombres, o los cantores o la genealogía del orar. Nuestro amor a una etimología del orar, sin obviar las locuras del mundo, el vaivén de la sinrazón, aquí yo allá, y la sociopatología imperante en tantas esquinas del orbe. Pero, ¿cómo olvidar esas extraordinarias conversas en las que cada palabra cobraba nuevos visos e, incluso, nos daban pie para el nacimiento de otras dicciones? Imposible olvidarlas, dejaron su sello en nuestra memoria.

Sin embargo, algo no andaba bien, según me dijo, sin querer entrar en profundidades, asunto que por discreción le respeté. Ante el repentino silencio de su voz, me asaltó la sospecha de que se hubiera tomado un tiempo para encarar íntimas vicisitudes. Y me pareció muy extraño que no hubiera dejado una sola palabra, una cifra, un rastro, sino un puro silencio. 

Ayer nomás visitaba los recuerdos compartidos y ahí estaban, tres o cuatro publicaciones suyas, insinuando melodías, con llamados y corchetes y difusas y convites, semidifusas y entusiasmos; como siempre, tan memorosas como amorosas. 

Yo he estado algo callado, dedicado a asuntos personales, aunque sin olvidar el afuera de los amigos y de la gente querida o el afuera del mundo, tan caros para el adentro del pecho, y sin poner a un margen ese cuaderno de notas que significa un blog y que es como un taco de papel virtual. Ajeno a ciertas redes, ni siquiera leí una nota del 19 de abril (2024) en el que nuestra amiga Maguy me consignaba una frase tan filosa como un cuchillo recién amolado, murió Marcelo... 

Y nuevamente la zozobra, el estupor, el puño alzado cual un rebelde huérfano. 

Me dije de inmediato: pero cuán desvestido anda nuestro tiempo, no hay forma de abrigarlo, ni de vestirnos con él. Me dolió tanto eso que no quise publicar nada ni decirle nada a nadie, al menos en ese momento, sino solamente atestiguar mi pasmo y luego retirarme a un invisitado mentidero.

En fin, ya parezco un contestatario jovencito imprecando contra las parcas. Así que volveré a mi mentidero, pero no sin antes agradecerte ese vuelo, pues con el plumaje conjugado en tu voz, le has alado las palabras y le has palabreado las alas, y ya Marcelo en su vuelo no será un Ícaro hijo de Dédalo, sino un Dédalo volando junto a Ícaro, y un Pegaso y un Helios, y un gavilán y un albatro. 

Planea sobre las escaleras del aire el alma de Marcelo. 

Salud, Marcelo.

Gracias, Mery.

(lacl, agosto de 2024.)


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Mery Sananes 

Palabras aladas para Marcelo Sztrum

Mi muy querido y admirado Marcelo

Te escribo a destiempo. Te me fuiste sin aviso mientras yo hacía caminatas para recoger las imágenes de tu pájaro preferido que se convirtió en una conexión maravillosa. Desde hace mucho siempre los esperábamos cuando se acercaba la estación en la que aparecían buscando hacer nido. Y compartíamos la belleza de su vuelo y su encontrar en la hierba los gusanitos que satisfacían su hambre. Y, enterada hoy, a través de Luis Alejandro, de tu fuga hacia los cielos abiertos y la tierra florecida, los petirrojos preguntan por ti. Y yo retengo la tristeza porque siempre fuiste como ellos mientras encontrabas en cada palabra un vuelo de pájaros que había que conjugar en su sentido mayor.

Cuantas lecciones nos has dejado, cuanta sabiduría alcanzábamos leyéndote. En cada palabra encontrabas lo oculto que tantas veces recogía el sentido mayor fundido en la música de los alfabetos. Y lo has de seguir haciendo, salvo que ya no desde ese diminuto espacio desde el cual repartías los más densos sortilegios, sino desde el espacio infinito de tus paisajes de siempre.

Y no hay manera, mi querido Marcelo, que tus palabras desaparezcan. Porque desde tu tribuna dejabas huertos y caminos, cielos y tormentas. Y de ti aprendimos a no dejar pasar lo inadvertido para que, hurgando, pudiésemos descubrir el verdadero sentido del lenguaje. Seguirás, desde otros confines, entregándonos el misterio de la voz. La dimensión de la palabra, jamás retenida sino hecha libertad en las alas de nuestros petirrojos.

Siento que has alcanzado tu lugar favorito. Ese que no tiene puertas ni cercas, pero sí espacio para toda tu sabiduría. Las hojas volátiles de tus libros serán tus guardianes y tu compañía. Y no detendrás tus labores porque vivimos tiempos muy oscuros y requerimos vuelos sin tormentas. Y esa mágica visión de lo inexistente, traducido a una palabra libre de ataduras.

Ahora podremos compartir los lechos de flores, el alado rubor de los petirrojos, y el abrazo que no llegamos a darnos, quedará sembrado como un jardín inserto en el interior del corazón. No te despido, Marcelo. Te llevo conmigo en cada pasaje de un petirrojo haciendo nido en el viento.

Y te seguiré queriendo siempre

Mery

07/08/24

En este enlace se va al blog de Mery Sananes y la publicación referida:

https://embusteria.blogspot.com/2024/08/de-una-palabra-libre-de-ataduras.html


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