© lacl
Ayer, 26 11 2025, los duendecillos me hicieron el día un poco extraño, algo hermético y mercuriano. Me dije, cálmate Luisito, siguen intentando pincharte con sus dardos esos duendecillos. Contra viento y marea, me armé de calma y me dije, sigue caminando.
Y eso hice ... 😇
lacl, 27 11 2025, abriendo la hora del pulmón, esto es, 2:59 de la mañana...
*** * ***
En vista de lo padecido ayer, comparto una cifra que un día se me antepuso en el camino, como para iluminarme la tarde...
Avatares
Un sinfín de avatares
me ha tocado vivir
en las recientes estaciones.
A ello podría achacar
mis extravíos.
A ello, el antifaz y la máscara;
el cambio de rostro
y hasta la pérdida de cara.
No es asunto de andar
achacando culpas
a terceros ni a otredades.
Asumo mi desvarío
ante la perplejidad.
Pero, ¿qué más da,
si vivimos en un mundo
de seres humanos abolidos,
un mundo de inconfesadas
o mal disimuladas agonías?
Me regalan la náusea
y no voy a rechazarla.
Me ofrendan una aridez
que no me sacia.
Los días, con sus noches,
han pasado a ser hojas de calendario
con notas al margen de la vida
y una galería de sonrisas
que no desdibujan el estigma.
Tiendo mi mano a la cúpula celeste
y recojo galones de nada.
Y el silencio es un derroche
capaz de incordiar a aquel
a quien se lo dones.
Quédate, pues, apacible,
y no mires a los lados.
Deja que la nada y su música
colmen los ramajes de tu respiración.
Si has de andar íngrimo o incierto,
al contraste de las soledades del mundo
que sea, el nuevo vestigio,
un matrimonio consumado
ante el hallazgo de la noche.
.
(© lacl, 1ro. de Noviembre, 2014, mediodía, texto al desgaire y, por supuesto, inédito.)


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