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sábado, 22 de noviembre de 2025

Azar concurrente en el día del músico o de la música por mejor decir.. lacl / Minha historia - Lembrancas, Letra

 © lacl 



NOTA BENE: Esta nota la escribí sin saber que se celebraba el día del músico. Así que debe haber nacido por impulso del azar concurrente. Doble motivo para divulgarla, impulsado por el influjo de esa educación sentimental de la que fui pasto presto al vuelo...

Salud, lacl 


Aunque suene a cursilería ramplona, lo voy a decir. Yo quiero a mucha gente, a pesar de que no me haya sentado con ellas o ellos alguna vez en la vida para hacer mesa redonda. Eso no sería algo de extrañar, cuando yo nací queriendo al mundo entero sin conocerle. Me quedaba despierto en la cama, mirando el techo y a través del techo y pensando en todo el mundo dándose las caras y fundiéndose en un abrazo total. Quiero, por supuesto, muchísimo a mi tribu del alma, a pesar de que tenga años sin poder hacer mesa redonda con casi ninguno de quienes la forman. Y lamento profundamente a aquellos que se nos fueron antes que nosotros de estos prados, sin haber podido hacer nuevamente mesa redonda. Hoy (en realidad, ayer y hoy) me he dedicado, de manera no muy ducha, a realizar un trabajito eléctrico mientras, entre otras cosas, pensaba en lo absurdo del panorama actual del mundo en que vivimos. El de mis calles, nuestras calles; el de las calles del otro, el de las de los otros. En lo absurdo que es tener que vivir con una espada de Damocles sobre el cuello, sin ser Damocles ni querer serlo, ni ambicionar el poder como Damocles. Un mundo patas arriba, por obra de unos cuantos árboles torcidos. 

En fin, no me quedo allí. Mi fin es otro, el del principio. Como decía anteriormente, quiero a todos o casi a todos. Y ello es la razón de que quiera compartir con algunos de los de mi tribu (algunos de los cuales nos hemos sentado en mesa redonda virtual y otros en mesa redonda de sonoro samán), una prenda ingrávida y, a un tanto, alada. Al hacer una pausa en mis labores de aficionado a las instalaciones hogareñas y dedicarnos al condumio, me ha dado por escuchar una canción de mi juventud. Tuve ese LP de María Bethania (aún lo debo tener almacenado) cantando en vivo y recitando algunos poemas de Pessoa. Y hoy me he quedado pegado, una vez más, en esa belleza, Minha Historia entretejida con Lembrancas, tal como me quedaba: almibarado, alambicado y enredado, algunas décadas atrás. 

La paso a quienes forman parte de mi amada gente y la comparto abiertamente; acaso sea imposible regalársela a toda una tribu querida, pero aun ofrendándosela a un pequeño grupo, estoy seguro, de que hacemos mesa redonda con el mundo entero, rodando por carreteras desconocidas, acaso subrepticias, pero muy reales...

A pie de página va la hermosa lírica. 

¡Salud!

Luis Alejandro, noviembre, 21/22, 2025



NOTA: No lo he enlazado aquí porque generalmente bloquean el video si uno lo comparte en un blog. Se podrá escuchar en su red de origen copiando el enlace que a continuación coloco y pegándolo en el buscador para ir a YouTube:

https://youtu.be/DCxwNiwb22o?si=4NadYOimuXPPzi_g


Salud @todos


Minha Historia (Gesubamino) / Lembranças. 

Maria Bethânia ‧ 1971


Ele vinha sem muita conversa

Sem muito explicar

Eu só sei que falava e cheirava

E gostava de mar

Sei que tinha tatuagem no braço

Dourado no dente

Minha mãe se entregou a esse homem

Perdidamente

Assim como ele veio, partiu

Não se sabe pra aonde

E deixou minha mãe com o olhar

Cada dia mais longe

Esperando parada

Pregada na pedra do porto

Com seu único velho vestido

Cada dia mais curto

Quando enfim eu nasci

Minha mãe embrulhou-me no manto

Me vestiu como se eu fosse assim

Uma espécie de santo

E por não se lembrar de acalantos

A pobre mulher

Me ninava cantando cantigas

De cabaré

Lembro um olhar, lembro um lugar

O vulto amado

Lembro um sorriso, o paraíso

Que eu tive a seu lado

Lembro a saudade

Que hoje invade os dias meus

Para o meu mal, lembro afinal

Um triste adeus

Sou a dona do mar

Dessa vida, um barco a vagar

Onde está seu olhar?

Onde está o seu sorriso, aquele lugar?

Eu devia sorrir, eu devia

Para o meu padecer ocultar

Mas diante de tantas lembranças

Me ponho a chorar

Minha mãe não tardou a alertar

Toda a vizinhança

A mostrar que ela estava bem mais

Que uma simples criança

E eu não sei bem se por ironia

Ou se por amor

Resolveu me chamar com o nome

Do nosso senhor

Minha história ensinou-me

Que ainda hoje carrego comigo

Quando vou bar em bar, viro a mesa

Berro, bebo e brigo

Os ladrões e as amantes

Meus colegas de copo e de cruz

Me conhecem só pelo meu nome

De menino Jesus



 © [Luis Alejandro Contreras Loynaz/LetrasContraLetras - contracorrientes]. Todos los derechos reservados. Fecha de creación del blog: 2007. ©


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