© lacl
NOTA BENE: Esta nota la escribí sin saber que se celebraba el día del músico. Así que debe haber nacido por impulso del azar concurrente. Doble motivo para divulgarla, impulsado por el influjo de esa educación sentimental de la que fui pasto presto al vuelo...
Salud, lacl
Aunque suene a cursilería ramplona, lo voy a decir. Yo quiero a mucha gente, a pesar de que no me haya sentado con ellas o ellos alguna vez en la vida para hacer mesa redonda. Eso no sería algo de extrañar, cuando yo nací queriendo al mundo entero sin conocerle. Me quedaba despierto en la cama, mirando el techo y a través del techo y pensando en todo el mundo dándose las caras y fundiéndose en un abrazo total. Quiero, por supuesto, muchísimo a mi tribu del alma, a pesar de que tenga años sin poder hacer mesa redonda con casi ninguno de quienes la forman. Y lamento profundamente a aquellos que se nos fueron antes que nosotros de estos prados, sin haber podido hacer nuevamente mesa redonda. Hoy (en realidad, ayer y hoy) me he dedicado, de manera no muy ducha, a realizar un trabajito eléctrico mientras, entre otras cosas, pensaba en lo absurdo del panorama actual del mundo en que vivimos. El de mis calles, nuestras calles; el de las calles del otro, el de las de los otros. En lo absurdo que es tener que vivir con una espada de Damocles sobre el cuello, sin ser Damocles ni querer serlo, ni ambicionar el poder como Damocles. Un mundo patas arriba, por obra de unos cuantos árboles torcidos.
En fin, no me quedo allí. Mi fin es otro, el del principio. Como decía anteriormente, quiero a todos o casi a todos. Y ello es la razón de que quiera compartir con algunos de los de mi tribu (algunos de los cuales nos hemos sentado en mesa redonda virtual y otros en mesa redonda de sonoro samán), una prenda ingrávida y, a un tanto, alada. Al hacer una pausa en mis labores de aficionado a las instalaciones hogareñas y dedicarnos al condumio, me ha dado por escuchar una canción de mi juventud. Tuve ese LP de María Bethania (aún lo debo tener almacenado) cantando en vivo y recitando algunos poemas de Pessoa. Y hoy me he quedado pegado, una vez más, en esa belleza, Minha Historia entretejida con Lembrancas, tal como me quedaba: almibarado, alambicado y enredado, algunas décadas atrás.
La paso a quienes forman parte de mi amada gente y la comparto abiertamente; acaso sea imposible regalársela a toda una tribu querida, pero aun ofrendándosela a un pequeño grupo, estoy seguro, de que hacemos mesa redonda con el mundo entero, rodando por carreteras desconocidas, acaso subrepticias, pero muy reales...
A pie de página va la hermosa lírica.
¡Salud!
Luis Alejandro, noviembre, 21/22, 2025
NOTA: No lo he enlazado aquí porque generalmente bloquean el video si uno lo comparte en un blog. Se podrá escuchar en su red de origen copiando el enlace que a continuación coloco y pegándolo en el buscador para ir a YouTube:
https://youtu.be/DCxwNiwb22o?si=4NadYOimuXPPzi_g
Salud @todos
Minha Historia (Gesubamino) / Lembranças.
Maria Bethânia ‧ 1971
Ele vinha sem muita conversa
Sem muito explicar
Eu só sei que falava e cheirava
E gostava de mar
Sei que tinha tatuagem no braço
Dourado no dente
Minha mãe se entregou a esse homem
Perdidamente
Assim como ele veio, partiu
Não se sabe pra aonde
E deixou minha mãe com o olhar
Cada dia mais longe
Esperando parada
Pregada na pedra do porto
Com seu único velho vestido
Cada dia mais curto
Quando enfim eu nasci
Minha mãe embrulhou-me no manto
Me vestiu como se eu fosse assim
Uma espécie de santo
E por não se lembrar de acalantos
A pobre mulher
Me ninava cantando cantigas
De cabaré
Lembro um olhar, lembro um lugar
O vulto amado
Lembro um sorriso, o paraíso
Que eu tive a seu lado
Lembro a saudade
Que hoje invade os dias meus
Para o meu mal, lembro afinal
Um triste adeus
Sou a dona do mar
Dessa vida, um barco a vagar
Onde está seu olhar?
Onde está o seu sorriso, aquele lugar?
Eu devia sorrir, eu devia
Para o meu padecer ocultar
Mas diante de tantas lembranças
Me ponho a chorar
Minha mãe não tardou a alertar
Toda a vizinhança
A mostrar que ela estava bem mais
Que uma simples criança
E eu não sei bem se por ironia
Ou se por amor
Resolveu me chamar com o nome
Do nosso senhor
Minha história ensinou-me
Que ainda hoje carrego comigo
Quando vou bar em bar, viro a mesa
Berro, bebo e brigo
Os ladrões e as amantes
Meus colegas de copo e de cruz
Me conhecem só pelo meu nome
De menino Jesus
No hay comentarios.:
Publicar un comentario