Un texto inconcluso; no lo pude completar. El alma estaba anegada. Suspira en un viejo cuaderno y hoy, al reencontrarlo, una voz me dijo: ¿Por qué no? También las cosas y entidades inconclusas tienen derecho a la existencia. Y me decidí a exponerlo al sol.
A Luis Amado, a unas semanas del adiós.
Señoras y señores.
Exculpen mi anodina circunstancia,
esta ceguera sin
destino
que me allana el alma.
No sé cómo he llegado
aquí.
Eso no lava mis culpas,
si he de tenerlas.
Algo no visible,
alguien no cosa
me dijo que no es de
culpas ni de
expiaciones,
que no es de paños
tibios
ni de actos de contrición
de lo que está entramada
la tela
de nuestras miserias.
No pido ser absuelto
aun pidiendo exculpas.
Tan sólo una pizca de
silencio pido,
dos gotas de extrañada
presencia
y un toque de vino
tinto del olvido.
Mi padre olía a leche,
como un niño,
y todavía su olor,
en mi anodina,
desdorada condición,
me perfuma.
Sólo su olor
me eleva hacia lo alto
como si de la mano me
llevara
una Beatriz emplumada.
Salud, viejo, te digo,
desde
este inllevable rincón
de podredumbre,
desde este cuartucho
sin ventanas
que siempre señalaste
como momentáneo,
desde este cielo de
asfixia que cocinamos
lento.
(lacl, 13 / 12 / 2001)
En un Cuaderno azul, a unas semanas de la partida de mi
padre, el 24 de Noviembre de 2001… La hibernación nos ha permitido volver sobre
aquellas cosas que quedan ocultas, como olvidadas en un baúl, pero que no están
muertas, sino transpirando en la memoria.
Agregamos más abajo los cantos de pilón que tanto gustaban a Luis Amado.
Cantos de Pilon - Morella Muñoz
Quinteto Contrapunto
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