Parte I. Breve colecta de días recientes.
La poesía sueña con dormir sobre el tálamo del humus.
lacl, Adagios del amanecer. 30 / 01 /
2019, hora del pulmón.
*
El ser humano ideal (me sospecho) sería aquel que no
renuncia a ser acariciado por lo divino. Paradójicamente, por habernos negado a
nuestras cuitas con la divinidad es que nos hemos deshumanizado.
lacl, Adagios del amanecer. 30 / 01 /
2019, hora del pulmón.
*
La prosa añora poetizarse.
lacl, Adagios del amanecer, 23 / 01 / 2019
*
Ya no hay ideas en el estricto sentido del término (intellectus
en tanto que pensamiento divino); lo que hay son maquinaciones.
lacl, Adagios del amanecer, 16 /
01 / 2019
*
Hay que rescatar nuestro espíritu de siembra, diseminarlo,
regarlo como quien cultiva el pequeño huerto de su jardín. Y salirle al paso a
todos aquellos para quienes no existe, ni en sus ideas (que más bien provoca
llamar maquinaciones) ni en su sentir, la noción del bien común.
lacl, Adagios del amanecer, 16 /
01 / 2019
*
Los ismos suelen terminar apadrinados por el mayor de todos
ellos: el fanatismo...
lacl, Adagios del amanecer, 10 / 01 /
2019
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Parte II. Origen de los Adagios
del amanecer.
A modo de respuesta a un
escrito de noches pasadas...
05 de Diciembre de 2018.-
* No se puede escribir a
futuro. Quien lo hace lo que crea son pamplinas, bienes de consumo.
* No se puede escribir
razonando más allá de lo que pide la mano.
* No se puede escribir
pensando en lo futuro. A menos que se quiera escribir un farragoso tomo de
hermenéutica.
* Cuando uno escribe lo hace
en presente continuo, aun cuando la memoria y el imponderable porvenir le
asistan como apuntadores.
* Memoria y anticipación
suelen cantar a sottovoce.
* Y, sin embargo, se escribe a
futuro. A un porvenir que no pertenece a nuestro diario mundo.
…….
Y aquí dejamos la razón de estos adagios del amanecer...
Y aquí dejamos la razón de estos adagios del amanecer...
El rostro, en el ombligo de la madrugada
El me mira.
Desde el fondo de la noche
me mira.
Es el rostro inasible de la noche.
Inverosímil todo intento de prescribir
si es rostro de mujer o rostro de hombre.
Porque es el rostro de lo trascendente,
del paso más allá
de nuestra desarropada ambivalencia,
de nuestra inconclusa aspiración amorosa
en la unión de los contrarios,
falo y vulva, curva y pulso, piel y ansia.
Es la cara perfectamente pespunteada,
erizando mi piel al toparme con sus ojos
cargados de iluminante oscuridad.
Cuando cierra sus ojos,
sus parpados sonríen,
en armonía con la elipse de sus labios
y su despeinada madeja de luceros.
Acaso sea la Diosa, el Niño o el Demiurgo.
Acaso sean los tres.
Mas, de poco valen deducciones
cuando saltas a su encuentro,
cuando te entregas al abrazo.
La noche toda es puro labios.
lacl, 24 / 11 / 2018, en el
ombligo de la madrugada…
Post Scriptum, a propósito de El rostro, en el ombligo de
la madrugada.
09 de Diciembre de 2018
En realidad, llevaba muchas
jornadas en silencio. Pero, unos días antes del último sábado de Noviembre
sentí la voz de mi mamá, la de siempre, diciéndome: “el sábado cumple tu papá
un año más de su partida”. Y, entonces, nos largaríamos en conversa sobre lo
vivido, los ancestros, los derroteros de la vida vivida, las locuras de
familia, con sus alegrías y tristezas. Tuve la fortuna de cultivar esa conversa
con ambos, de manera íntima y personal, quiero decir, siempre juntas, pero no revueltas
y, a veces, juntas y muy revueltas. Lo cierto es que ese día me decía yo: mi
mamá me hubiera pedido que le ordenara una misa en la iglesia de San Luis o en
cualquiera otra. Y en el pensamiento se me quedaron ellos rondando, la una
rezándole al otro en su partida. Por la noche, antes del amanecer, sin darme
cuenta salieron estas impensadas y algo extrañas líneas, entre la sombra y el
clarear, sobre los mismos pasajes de aquella hora de su despedida, en aquella
mañana de cielo verde (era también un sábado), de un verde nunca antes ni
después visto por mis ojos, signo claro, para mí, de que mi padre ya se había
ido y esa era su forma de despedirse, mientras me trasladaba a la casa de mis
padres.
Lo cierto es que no reparé en nada de ello cuando se redactara esa glosa de arriba, que intitulara como "El rostro, en el ombligo de la madrugada", pues no fue un gesto adrede. Pero al pasar de los días me he dado cuenta de que era una manera de orarle a Luis Amado, y de orarle en las voces de Maruja, quien siempre andaba canturreando, de un lado para otro, como un pájaro.
Lo cierto es que no reparé en nada de ello cuando se redactara esa glosa de arriba, que intitulara como "El rostro, en el ombligo de la madrugada", pues no fue un gesto adrede. Pero al pasar de los días me he dado cuenta de que era una manera de orarle a Luis Amado, y de orarle en las voces de Maruja, quien siempre andaba canturreando, de un lado para otro, como un pájaro.
Darius Milhaud: Suite Provençale
op.152a (1936)
Va en ofrenda...
Amo esta Suite, sobre todo por su "Très modéré"... De hecho me sirvió para escribir un drama poético de extrañamiento, pérdida, anagnórisis y reencuentro, nunca escrito. Esto es, lo escribí en el alma, nunca en el papel...
Amo esta Suite, sobre todo por su "Très modéré"... De hecho me sirvió para escribir un drama poético de extrañamiento, pérdida, anagnórisis y reencuentro, nunca escrito. Esto es, lo escribí en el alma, nunca en el papel...
A pie de página la escucha....
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