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domingo, 12 de agosto de 2018

Alfonso Reyes, comentarista y traductor de Jacob Burckhardt - Carta de Burckhardt a Nietzsche / Dietrich Fischer-Dieskau: Lieder • Piano Works • by Nietzsche / Basel dedicates an exhibition to pioneer in history




Un libro que no amerita de mayor presentación, sobre todo si tomamos en cuenta el enjundioso prólogo del venerado Alfonso Reyes, uno de los mejores prosistas que haya dado a luz este mundo en favor de la humanidad. Dejamos acá dos fragmentos de tal prólogo, el segundo es un extracto de una carta de Burckhardt a Nietzsche, tan sólo con el deseo de  brindar un pequeño fresco del milagro humano. En la próxima publicación de este blog, reproduciremos un breve pasaje de Burckhardt sobre la relación entre poesía e historia.
Salud!
lacl

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"...Consta que, durante la elaboración de estos cursos, Burckhardt se sintió atraído hacia cierto grupo de jóvenes alemanes que frecuentaban su aula : Erwin Rohde, el barón von Gersdorff, el catedrático Nietzsche que tenía unos veinticinco años y a quien Burckhardt ya doblaba la edad. Le unía con ellos la tendencia schopenhaueriana; aunque ellos, en su juvenil vehemencia, no se conformaban del todo con la “desesperación recatada y discreta” del maestro y, por entre la selva de sus enseñanzas, ansiaban ya salir al campo llano de alguna “ilusión salutífera” que los redimiera del pensamiento.

Burckhardt establecía la estructura y la sembraba de ideas fértiles. Y antes y después de las lecciones, discutía con sus jóvenes amigos e iba, en cierto modo, edificando unas conclusiones de seminario. No disimulaba sus inspiraciones, en éstos ni en ninguno de sus anteriores trabajos. Respecto al origen de la tragedia y su misteriosa relación con el impulso musical, por ejemplo, las alusiones a Nietzsche son transparentes. Los cursos desentrañaban el rumbo para la Psique * de Erwin Rohde (1893-94). Nietzsche recibía estímulos directos y se sentía confirmado en su aplicación del "principio dionisíaco”. Allí aprendió a reírse de la “impasibilidad griega” y robusteció sus atisbos sobre el “pathos helénico” y su desconfianza, en nombre de la cultura, frente a la acción de la Iglesia y del estado. Allí tomó pie para su camino aventurado y “zigzagueante": individualismo extremado, aristocracia y anarquía intelectuales, etc. Acaso se deba a la misma influencia su paulatina decepción de la religión wagneriana, religión que Burckhardt no compartía.

Naturalmente que Burckhardt y Nietzsche estaban destinados a separarse, siguiendo cada uno la declinación de su destino. La separación no significó nunca distanciamiento amistoso. El maestro es fiel al discípulo, a quien acompaña de lejos con atención algo temerosa. Y cuando ve confirmados sus temores y recibe cierta carta en que Nietzsche declara ser Ferdinand de Lesseps, se apresura a comunicarse con el profesor Overbeck, quien acude a recoger a Nietzsche en Turín, donde éste se encontraba ya en estado de trastorno mental. Nietzsche, por su parte, sabía bien lo que se decía cuando aseguraba que los únicos capaces de entenderlo eran Buckhardt y Taine. El leve matiz de ironía que traslucen algunas cartas de Burckhardt no es más que la expresión habitual de su espíritu desengañado, ante los sueños excesivos de Nietzsche. La armonía entre ambos no se fundó nunca en el temperamento, sino en la inteligencia. Burckhardt, hombre de comprobaciones científicas, resultaría profeta del pesimismo por la nitidez de sus previsiones racionales. Nietzsche será más bien profeta de predicaciones y admoniciones, al modo del Viejo Testamento..."

* Del prólogo de Alfonso Reyes a Reflexiones Sobre La Historia Universal, de Jacob Burckhardt. Fondo de Cultura Económica, México, 1948, págs. 22 y 23



De una carta de Burckhardt:

“Mi pobre cabeza nunca ha sido poderosa, como la de usted, para reflexionar sobre las razones últimas, los propósitos y los fines deseables de la ciencia histórica. Sin embargo, como maestro y conferenciante, creo poder afirmar que nunca sujeté la enseñanza a eso que responde al rimbombante nombre de historia universal, sino que siempre consideré mi materia como un asunto sintético. Me he esforzado por poner a todos en posesión de aquellos sólidos fundamentos indispensables para su propia obra ulterior, y sin los cuales ésta carecería de sentido. He hecho cuanto podía para que se adueñasen del pasado, en todas las formas y maneras, sin enfermarse con él. He querido que cosechen por sí mismos los frutos, y jamás pretendí avezar eruditos o educar discípulos en el concepto limitado del término. Sólo he deseado que cada uno de mis oyentes sintiese y supiese que puede por sí mismo buscar y asir lo que a su personalidad conviene, y que hay un deleite en hacerlo. Nada me importa que por esto se me acuse, como es muy probable, de amateurismo.”

(Carta de Burckhardt a Nietzsche)

* Del prólogo de Alfonso Reyes a Reflexiones Sobre La Historia Universal, de Jacob Burckhardt. Fondo de Cultura Económica, México, 1948, pág. 25



Otras de las citas de Burckhardt añadidas por Don Alfonso en su prólogo, testamento de un observador demoledor y visionario:

"...   Ya viejo, escribe estas palabras de terrible clarividencia: 


    “Hace tiempo estoy convencido de que muy pronto el mundo tendrá que escoger entre la democracia total o un despotismo absoluto y violatorio de todos los derechos. Tal despotismo no será ejercido por las dinastías, demasiado sensibles y humanas todavía para tal extremo, sino por jefaturas militares de pretendido cariz republicano. Verdad es que cuesta mucho imaginar un mundo cuyos directores prescindan en absoluto del derecho, el bienestar, la ganancia legítima, el trabajo, la industria, el crédito, etc., y apliquen un régimen fundado nada más en la fuerza. Pero a esta ralea de gente ha de venir a parar el poder, por efecto del actual sistema de competencias y participaciones de la masa en la deliberación política" (13 de abril de 1882). 

   En la más reciente edición de las Reflexiones, aparecen estos fragmentos adicionales: 

    "En vez de la cultura, vuelve a estar sobre el tapete la existencia escueta. Por muchos años, al simple antojo de lo que se llaman las mejoras se contestará con la referencia a los inmensos dolores y pérdidas sufridos. El estado volverá a asumir en gran parte la alta tutela sobre la cultura e incluso a orientarla de nuevo, en muchos aspectos, según sus propios gustos. Y no está descartada la posibilidad de que ella misma le pregunte al estado cómo quiere que se oriente. Ante todo, habrá que recordar a la industria y al comercio, del modo más crudo y constante, que no son lo fundamental en la vida del hombre. Tal vez morirá una buena parte de todo ese follaje lujurioso de la investigación y las publicaciones científicas, y también de las artes ; y lo que sobreviva tendrá que imponerse un doble esfuerzo". 

    "La crisis iniciada por una causa es soplada por el viento poderosísimo de muchas otras causas, sin que ninguno de los copartícipes individuales pueda decir nada acerca de la fuerza que en definitiva prevalecerá." 

    "Se adjudicará al estado, entre sus deberes sin cesar crecientes, todo aquello que se cree o se sospeche que no hará por sí sola la sociedad."

    "Tengo una premonición —dice a Preen — que, aunque parezca insensatez, no puedo alejar de mi mente, y es que el estado militar que se avecina va a convertirse en una gran fábrica. Esas hordas humanas de los grandes centros industriales no pueden quedar abandonadas indefinidamente a su hambre y a su codicia. Por fuerza sobrevendrá, si hay lógica en la historia, un régimen organizado para graduar la miseria, con uniformes y ascensos, en que cada día empiece y acabe a toque de tambor.” 

El industrialismo invasor, que pudo embriagar a sus contemporáneos, le aparece desde 1870 como un monstruo apocalíptico. La cultura, expulsada del núcleo, será encomendada a la clase subsidiaria de los intelectuales, a modo de adorno sin seriedad. No de otra suerte la nobleza salvaje de la Edad Media relegaba al oscuro clero los humildes menesteres de rezar por la salvación de los hombres. Los escritores se verán obligados a ser meros propagandistas; los artistas, a tratar temas sin consecuencia, frenando el afán peligroso y aventurero que late en el seno de todas las grandes creaciones. Confiemos en que logren salvarse algunos ascetas de la creación desinteresada. En ellos funda Burckhardt su “humilde esperanza...”

* Del prólogo de Alfonso Reyes a Reflexiones Sobre La Historia Universal, de Jacob Burckhardt. Fondo de Cultura Económica, México, 1948, págs. 15 y 16


Dietrich Fischer-Dieskau: Lieder • Piano Works • by Nietzsche
Advertencia: no tengo ningún interés pecuniario o comercial al divulgar esta música; simplemente la divulgo con propósitos eminentemente culturales. 










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