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martes, 31 de julio de 2018

Sobre mesura y desmesura de la escritura. Extracto de una conversa. / Conato de poema escrito al reverso de una chequera, lacl. / Estampas de escritura.




Conato de poema escrito al reverso de una chequera (*)


Extracto estas palabras de una conversa de hace unos años…


“…sospecho que el asunto de las egolatrías es un padecimiento que campea en todo lugar donde el espejo de Narciso hace su aparición. Y para nadie es un secreto que el mundo de la escritura no es el único pasto donde se ceban los fuegos fatuos de la petulancia.

Edward Said narraba que, en cierta ocasión, se organizó una junta o congreso de intelectuales y escritores de los E.E.U.U., con la finalidad de determinar, entre otras cosas, los parámetros que definen el perfil de un escritor. Y cuenta Said que la cosa terminó asumiéndose una postura similar a la postura que habían fijado los intelectuales y escritores en la Unión Soviética, y por la cual se llegó a la conclusión de que “un escritor es toda persona que afirme que lo es”. Ante una expresión tan hegemónica de la subjetivación, creo que sólo se puede largar una lacónica sonrisa. Es el mundo en que vivimos.

Para mí un escritor es alguien que escribe bien. Creo que debo agregar que es alguien que escribe bien para mí, pues no puedo asegurar que escriba bien para otros… Otro asomo del subjetivar…

Comentario aparte, yo adoro las conversas. De ellas surge todo lo bueno y todo lo malo que el individuo patrocina de cara al ser colectivo. Y adoraría -como adoro- poder siempre charlar con los amigos, a “calzón quitao”, de aquellas cosas que motivan nuestra vida y nuestros actos, entre ellos, los que asoman la pluma o el lápiz sobre un papel. Y eso me parece, si no más substancial que la confrontación que puede darse en los (no sé si bien llamados) jamming poéticos, al menos sí lo considero un paso previo al cultivo de las justas en las que la palabra toma la palabra para desplegarse como objeto estético.

¿Qué puede tener de bueno, por ejemplo, un taller literario? ¿Que los integrantes se caigan a interminables lecturas de sus conatos con la palabra o que se dediquen a cultivar el arte de conversar sobre el cómo y el porqué de estar todos sentados en medio de la nada, navegando sobre un inmenso peñasco en un mar de éter que nadie entiende?

Sin descrédito del compartir lecturas de nuestra propia brega con la palabra preferiré, una y mil veces, el cultivo de la colectiva y divagadora conversa que nos sirve de puente para tendernos nuestras incertidumbres.

Con respecto a los tráficos de influencia o las estrategias mercantiles para masajear egos o aupar quehaceres estéticos, poco puedo agregar. Testigos de ello hemos sido. Y bien lejos quiero y voy a estar de quienes así viven su vida… Allá quienes anteponen intereses personales o pecuniarios en un quehacer que uno no puede concebir sino como abnegado y desinteresado, tal como toda obra estética nos significa. Y aclaro que, en lo personal, no puedo concebir ninguna estética sin asidero ético y sin una yesca siempreviva en el espíritu. Cuando un escritor o un trabajador del intelecto antepone egolatrías, intereses personales o monetarios al hecho cierto de que el bien de la lectura -que como tantos bienes de la humanidad- sea un bien que se le dosifica o se le embarga a las colectividades, ello le sustrae todo mi respeto…”


(lacl, 06 de Agosto de 2017, la conversación tuvo lugar aproximadamente en 2015)

(*)  dejamos acá las líneas escritas el reverso de una chequera...

a Yineska


Cada noche
luego de que tu sueño ya se ha rendido al sueño,
yo veo con delectación
cómo mis brazos se elevan hacia el cielo,
para que mis manos,
plácidamente extendidas,
puedan bañarse en la luz de la sombra.

Mis brazos aún están en el cuarto,
pero mis manos ya han cruzado
los techos, nubes y vientos
de un cielo conventual.

Allí se quedan flotando un buen rato,
en armoniosa conexión con el cosmos,
cual si fuesen un par de asfódelos nocturnos
cargándose de amorosa oscuridad.

Luego bajan lentamente
por los peldaños de la noche,
suave descenso al valle de tu espalda,
y comienzan a recorrer el cosmos en tu cuerpo,
en testimonio de que tierra, piel y cielo
son rostros de un mismo silencio.


(Recogido luego en Cuadernario. Común Presencia Editores, Col. Los Conjurados, Bogotá, Colombia, 2007





Estampas de la escritura

Al-Andaluz



 Las nubes escriben


                                                                   La locura escribe... (Kubrick)



Apollinaire



Picasso



Lawrence

Tao Te Ching





Las inmundicia escribe. O, al menos, firma. Orden de ejecución. Babel en la lista.





Friedrich Hölderlin


Apollinaire


Ramos Sucre




Bach


Juan Ramón Jiménez


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