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domingo, 16 de marzo de 2025

Walter Muschg nos presenta a Karl Kraus / El maravilloso mundo de Kurt Weill



... Guardo documentos para una época que ya no sabrá comprenderlos o que vivirá tan alejada de hoy, que afirmará que he sido un falsificador. Más no; no vendrá la época que pueda hacer tales afirmaciones. Porque no será. He escrito una tragedia cuya protagonista moribunda es la humanidad; cuyo trágico conflicto concluirá fatalmente como conflicto entre el mundo y la naturaleza. ¡Ay, como ese drama no tiene más protagonistas que la humanidad, tampoco dispone de oyentes!  ...


Karl Kraus, El criticón,  Acto IV, LIV, Los últimos días de la humanidad. Citado por Walter Muschg en el capítulo V, intitulado Karl Kraus - Los últimos días de la humanidad, de su libro LA LITERATURA EXPRESIONISTA ALEMANA DE TRAKL A BRECHT. SEIX BARRAL,1972.


He leído entre la madrugada y la mañana este capítulo ya no solamente lúcido, como todo lo que he leído de Muschg sino, además, conmovedoramente perturbador, no tanto por lo que él mismo dice de Kraus, sino por lo que cuenta que dice Kraus. 

Nunca he leído ese libro, lector como soy (y me precio de serlo) de libros a la antigua, según la usanza de los fabricantes de papel y usuarios del ingenio de Gutenberg. Y la razón es que ese libro nunca se me atravesó en una librería. Nunca digo "de esta agua no beberé", pues sí tuviera que leerlo en otro formato, no dudo que lo haré. 

Lo cierto es que el sorprendente Kraus, de quien en nuestros corros al único que le escuché hablar con verdadero y desinteresado interés de lector fue a Rafael Cadenas, hay que leerle. Me bastarían LA TERCERA NOCHE DE WALPURGIS, un libro antológico de su obra, así como su aforistica, para no dudarlo. Pero este ensayo de Muschg la verdad es que sirve de espolón o catapulta para la gana del sentir, del pensar y de lo que ocultamente se susurra en toda psique. 

Una obra dramática cuyo escenario, como bien señala Walter Muschg, es el lector. Un prodigio creativo en el que las propias palabras de los actores de la sociedad son las que "hablan" o se enuncian por medio de aquellas cosas que dijeron o declararon en los medios periodísticos de aquel momento, o lo que comentaron en un cabaret, lo que se pronunció en algún discurso. Lamentablemente ha de perderse mucho, no solamente en una traducción, debido al juego de palabras en el que Kraus fue un maestro, sino también debido al paso de las décadas y al trastocamiento del sentido que se origina en toda lengua por la erosión del tiempo. 

Algunos amigos míos han manifestado en el pasado la creencia o percepción de que Kraus la emprende contra los periodistas, en particular, cuando la realidad es que emprende su cruzada contra la opinión pública generalizada, pero sobre todo contra la que fabrican y venden ciertas minorías que, de élite, lo único que las identifica es que gozan de un poder temporal y lo utilizan con el fin de diseminar mentiras como si se tratara de las tablas de la ley dictadas a Moisés. 

A Kraus habría que leerle, presumo, tomando en cuenta de manera muy enfática esa precisión. 

Ello me trae al recuerdo aquel maravilloso capítulo del libro de Gurdjieff, Encuentro con hombres notables, que versa sobre asunto similar: la mentira y sus propugnadores, quienes se valen de los medios para sembrar un criterio en la siempre maleable opinión pública. 

En fin, dejo acá esta curiosidad anímica y sensible que ha sido reanimada gracias a la lectura de este ensayo de Muschg. En cierta forma me ha ayudado a reiterar un básico sentir que me ha acompañado desde que tuve uso de razón: que la palabra humanidad unida está a todo aquello que despierta nuestra sensibilidad y que la palabra inhumanidad no significa otra cosa que insensibilidad. 

Salud, lacl.


El maravilloso mundo de Kurt Weill 













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