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miércoles, 26 de marzo de 2025

El espacio libre en un mundo de trabajo. El ocio y su triple antagonista, Josef Pieper. / Mahler, el milagro de la creación. / Debussy: Clair de Lune,




El espacio libre en un mundo de trabajo.

El ocio y su triple antagonista.

Josef Pieper

Hablar hoy de ocio es ponerse ya a la defensiva. Es levantarse en armas contra un adversario que de entrada parece el más fuerte. La cuestión no se simplifica si este adversario no es "otra persona", sino solamente se trata de una discusión interna. Y, todavía peor, cuando sin previo aviso nos preguntan qué es lo que defendemos, somos incapaces de dar una respuesta precisa. Por ejemplo, cuando Aristóteles dice "trabajamos para tener tiempo de ocio", hemos de admitir con toda franqueza que ignoramos el significado de estas chocantes palabras.

Tal es, más o menos, a mi juicio la situación. 

La primera pregunta que debemos formularnos es ¿qué quiere decir "ocio"?; ¿Qué denota este concepto en nuestra tradición? Para dar una contestación válida, me parece oportuno hablar primero del adversario a que antes aludíamos, o sea de lo que suele llamarse "súpervaloración del trabajo". De todas formas esto no es más que un nombre provisional. "Trabajo", en efecto, puede significar muchas cosas, por lo menos tres. En primer lugar, puede referirse a la "actividad en general". Puede también denotar pena, esfuerzo, labor fatigosa. Y en una tercera acepción, trabajo equivale a "actividad útil", sobre todo "socialmente útil". ¿A cuál de estas tres interpretaciones aludimos al hablar de "supervaloración del trabajo"? ¡Yo diría que a las tres! Existe una súper valoración de la actividad en general así como del esfuerzo o las dificultades y last but not least, de la función social. Este es precisamente el demonio tricefalo contra quien tiene que habérselas todo el que se proponga defender el ocio.

Súpervaloración de la actividad en general. Por esto entiendo la incapacidad de dejar que suceda meramente algo, la impotencia para recibir sin más y permitir que a uno mismo le ocurra algo. Es la "actividad incondicional" de la que Goethe decía que acaba siempre en bancarrota. La formulación más tajante en la que hasta ahora la hemos encontrado expresada procede de Hitler: "Toda actividad tiene sentido, aun el crimen; toda pasividad, al contrario, es insensata." Desde luego este enunciado es una locura, un absurdo; espero modalidades "más suaves" de la misma locura entran, a mi parecer, dentro de las características generales del mundo actual.

Supervaloración del esfuerzo y las dificultades. Por raro que parezca, también se da este caso. Incluso puede decirse que la postura ética y más corriente del moderno "hombre de bien" reposa en gran parte en esta supervaloración de lo dificultoso: lo bueno es por naturaleza difícil, y lo que se hace sin fatiga carece de valor ético. Schiller glosa irónicamente esta tesis en unos  ingeniosos versos dirigidos contra Kant: Gerne dient'ist den Freunden, docb tu icb es leider mit  Neigung / Darum wurmt es mir oft, dass ich nicht tugendhaft bin ("De buen grado sirvo a los amigos, mas a ello por desgracia me lleva mi inclinación / Por eso a menudo me aflige no ser virtuoso"). Los antiguos -por los cuales entiendo no solo los grandes filósofos griegos Platón y Aristóteles, sino también muchos ilustres maestros de la cristiandad occidental- no estimaban que el bien fuera difícil de por sí o, lo que es lo mismo, siempre y forzosamente. Sabían que, al contrario, las formas más sublimes de realización del bien no requieren esfuerzo ya que, por naturaleza, rozan el amor. Tampoco las formas más altas de conocimiento (la idea súbita y genial, la verdadera contemplación...) son "trabajos intelectual" ni cuentan esfuerzo alguno, pues por esencia son "dones". Tal vez tengamos aquí una palabra clave. Quien considere, en efecto, la extraña preferencia del hombre de nuestra época por lo costoso y difícil, preferencia que parece haber marcado a fuego en nuestro rostro, como rasgo distintivo del siglo en que vivimos, un aprontamiento para el dolor (mucho más característico, creo yo, que la "sed de placeres" de que tanto se habla), no puede menos de plantearse siquiera por un instante esta pregunta: ¿No habrá que ir a buscar la razón más íntima de ese fenómeno en la actitud negativa del hombre de hoy frente a cualquier "don", sea quien fuere el donante?

.......

Sigo transcribiendo, continuará con el resto del texto del maravillosa, humanamente lúcido Josef Pieper... Nunca le agradeceré lo suficiente a nuestro querido maestro Rafael Cadenas por habernos presentado a este autor.

Continuaré con Súpervaloración de la función social y el resto del texto, amén de algunas imágenes y alguna ofrenda musical.


GALERÍA DE ORFEO
Una de las grandes creaciones de la humanidad, de una arrobadora belleza es esta Sinfonía. Mahler nos ha legado un milagro con su obra...



Ocio y contemplación 






Debussy: Clair de Lune, London Symphony Orchestra, Stanley Black



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