¿Como no repetir estas palabras de Walt Whitman, al final del prólogo de 1888 a sus poemas publicados ese año bajo el título Ramas de noviembre (November boughs) y que luego serían incorporados a sus Hojas de hierba?
"...Concluyo con dos advertencias al genio imaginativo de Occidente cuando se levante dignamente: Primera, lo que Herder enseñó al joven Goethe, a saber, que la poesía realmente grande es siempre (como los cantos homéricos o los bíblicos) el resultado del espíritu nacional, y no el privilegio de una minoría refinada y selecta. Segunda, que las canciones más vigorosas y dulces están por cantarse.. "
De la edición de Marymar, Buenos Aires, 1977, traducción de Francisco Alexander.
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Me acerco aún más a ti,
lo que de mí piensas ahora, lo pensé yo de ti -acumule mis riquezas de antemano,
medité larga y gravemente en ti antes de que nacieras.
¿Quién podría saber lo que había de acontecerme?
¿Quién sabe si lo que me acontece no me es grato?
¿Quién sabe si, a pesar de la distancia que nos separa, no te contemplo ahora aunque tú no puedas verme?
Walt Whitman, En la barca de Brooklyn. Canto 7.
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Nota al margen:
Al leer este canto de "En la barca de Brooklyn", acababa de contemplar hacia adelante y hacia atrás, pasaje por pasaje, el film Stalker, de Andrei Tarkovski. Y me pareció providencial que viniera ese poema a colofón de las especulaciones y poéticas cavilaciones que genera el disfrute de esa película.
Stalker da para una publicación por separado, e intentaré hacerlo durante el mes de julio. Entretanto dejaremos más abajo un enlace a esa maravillosa obra de arte.
Salud, lacl
Ofrenda, Stalker
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