Guarida de los poetas *
EL REY DEMETRIO
Cuando lo abandonaron los macedonios
y demostraron que preferían a Pirro,
el rey Demetrio (grande
era su corazón) de ningún modo -así dijeron-
se comportó como un rey. Salió
y se quitó sus vestimentas de oro
y arrojó sus sandalias
purpúreas. Con ropas sencillas
se vistió corriendo y se fue.
Portándose al igual que un actor
que, cuando termina el espectáculo,
se cambia de traje y se marcha.
(1906) C. P. Cavafy
LOS IDUS DE MARZO
Teme las grandezas, alma mía.
Y si no puedes vencer tus ambiciones
date a ellas vacilante
y con cautela. Y cuánto más avances
sé más atenta y cuidadosa.
Y cuando llegues a la Cima, César por fin,
cuando hayas asumido la figura de un hombre famoso,
ten entonces sumo cuidado cuando salgas a la calle,
toda una autoridad en medio de tu séquito,
y si de la multitud acaso se te acerca
un tal artemidoro con una carta
y corriendo te dice: "Lee esto enseguida;
son cosas importantes que te atañen",
no dejes de pararte; no dejes de aplazar charlas y asuntos; no dejes de apartar
a los que te aclaman y saludan
(puedes verlos más tarde); que espere hasta el senado mismo, y lee al instante
las graves cosas que ha escrito Artemidoro.
(1911) C. P. Cavafy
* Los tomé de la revista número 222 de ECO, correspondiente al mes de abril de 1980. Allí publicaron siete de los poemas traducidos por nuestro recordado Francisco Rivera. Todos maravillosos, todos Igualmente sencillos y complejos. Su sobria traducción de los poemas de Cavafy sería publicada por Monte Ávila Editores hace muchos años. Amén de buen escritor, lingüista y traductor, Rivera fue un excelente profesor, gustaba de compartir conocimiento y bibliografía con sus alumnos, no era mísero al respecto.
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