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viernes, 10 de julio de 2020

Alma, amor, cuerpo, deseo. Apotegmas - Nota, lacl. / Bach: Mass in B minor, BWV 232 | Karl Richter / Selene, en todo su esplendor...





Va este póstumo ramito para Armando Rojas Guardia


Hay quienes aseguran que el alma no desea. Con razón, tantos desengaños.


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El alma desea. Y lo hace vorazmente.

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Contadas son las gentes en las que alma y cuerpo han hecho crisol al copularse. Bienaventurados.

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En quienes alma y cuerpo se hicieron carne alada en el meollo del misterio, irrumpe una fugaz visión del Edén. Un raptus. 

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Alma y cuerpo, un matrimonio.

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¿Hay una mística de la piel? Acaso no podamos aseverarlo pero, ¡cómo se eriza al rozar el cielo!


Alma, amor, cuerpo, deseo. Apotegmas. lacl, 02 de Julio, 2020



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Yo respeto mucho a Schopenhauer y su tesis de que el amor se enmascara en la inagotable necesidad de preservarnos como especie. Pero también respeto el sentir, tanto o más que a Schopenhauer. Y hay un sentir amoroso, como hay también un sentir deseoso. Y hay una belleza que se siente, como señalara alguna vez el sabio Borges. La belleza, el deseo y el amor no van a contraflujo en mi red de caminos. Pero eso es algo personal y no pretendo con ello desdecir el sentir de los demás. Sin embargo, me veo en la necesidad de acotar que yo no puedo hacer un atado con las espigas amorosas, en donde puedan ir liadas las flores de nuestro metafísico amor y tengan que ser desestimadas las flores del deseo amoroso o aquellas flores en las que encarnan nuestras ansias de colmar y ser colmados por nuestra media naranja. A estas alturas de mi vida, no he rechazado la belleza de los deseos amorosos que buscan conjuntarse en la transmigración de almas y cuerpos, que no hay cuerpo sin alma, ni alma sin cuerpo, la una es extensión de la otra. Si consideramos al deseo como algo sucio o pecaminoso, como un vil objeto de intercambio o como una única expresión de los bajos instintos podría (quizás) comprender la náusea que a algunas personas les causen las relaciones amorosas de dos cuerpos deseosos que se juntan, pero no las comparto, porque eso es rebajar el deseo que nace de alma y cuerpo. Si algunas personas piensan que el deseo es sólo aprovechamiento o sacar partido de otro ser, pues no soy yo quien les vaya a contradecir su opinión. Y no digo esto con ánimo de polemizar, sino por dejar constancia de que el mundo sensible es un arcoíris en el que todas las visiones y sentires son válidos y tienen derecho a convivir, incluso, cuando sean opuestas. Para un servidor, el deseo amoroso jamás podrá ser comparable a los “amores puros” del rey Midas por todo lo que brilla o a las elevadas sutilezas que predica Ammon con su codicia.

lacl, 29 de Junio, 2020