I.
Luego de mirar la luna,
mi sombra conmigo,
volvió a casa.
(Ryokan, poeta y monje zen)
Quizás me vuelvo un tanto hierático cuando me siento al
lado de Ryokan, para entonar su enunciado de que “sus poemas no son poemas”.
Comulgo al cien por cien con ello y digo: mis poemas no son poemas… Aun cuando
no quiera abusar del ejercicio de la negación. Acaso porque lo que uno desea es
que sea la vida y no el poema lo que se represente en las palabras. Tamaño
abuso de parte de quien tiene que arrodillarse ante la palabra para pespuntear,
aunque sea, un perfil… Pero en un mundo signado por los excesos del egotismo,
creo que quien se sienta tocado por la poesía, debe primero que todo poner en
duda la importancia de encarnar un papel como tal cosa o tal otra. Acaso sea
preferible andar el camino por los senderos de la puesta en duda.
*******
II.
Hay gentes que viven embotelladas en su propio purgatorio, como lo hacen las fantasmales sombras de “The shining” ("El resplandor"), encarceladas en aquel lóbrego hotel, poblado de voces que vagan por siempre desencajadas, como signadas por un fatum, en el más allá o en el más acá.
Viven en un país asfixiado, por mucha luz y vientos que en
él señoreen...
A ello acaso se deba su insistencia de aullar hacia este
lado del espejo, cuando han dado el paso de nacer en el mundo de no ser; quieren
vivir allí, como no pudieron hacerlo aquí. Son almas que, por desgracia,
desafinan. Y deben cumplir acto de expiación por alcanzar afinación.
lacl, 10 / 01 / 2019
*******
*******
III.
Es más natural contemplar un desprendido gesto de candorosa piedad entre quienes han vivido una vida signada por las privaciones, que entre seres que -habiéndolo tenido todo, por así decir- se recrean apegándose a los preceptos de la crueldad y la barbarie.
Es más natural contemplar un desprendido gesto de candorosa piedad entre quienes han vivido una vida signada por las privaciones, que entre seres que -habiéndolo tenido todo, por así decir- se recrean apegándose a los preceptos de la crueldad y la barbarie.
Pero hay que tomar nota de que la ignorancia hace la carne
dócil a las laceraciones infligidas por terceros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario