Un culto a la Diosa escrito desde la senectud, pero es una senectud vivificada, floreciente, siempreviva...
(lacl)
Robert Graves. El rostro en el
espejo
Grises ojos angustiados,
ausentemente vívidos,
órbitas anchas y desiguales; una
ceja colgando
un tanto sobre el ojo
debido a la esquirla de un misil
todavía allí incrustada,
hondo en la piel, como el tonto registro
de la lucha del viejo mundo.
La nariz curvada y rota; un vil
ataque lo causó;
las mejillas fruncidas; el pelo
gris, grueso, volando frenético;
la frente arrugada y alta;
la papada prominente; orejas
grandes; mandíbula pugilística;
dientes escasos; labios henchidos
y rubicundos; boca ascética.
Me detengo con la afeitadora dispuesta,
la burla frunciendo el ceño
del hombre en el espejo cuya
barba necesita de mi atención,
y, una vez más, preguntándole por
qué
él se mantiene expectante, con la
presunción de un niño,
para cortejar a la reina en su
alto pabellón de seda.
(Version: lacl)
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Robert Graves. The Face in the Mirror
Grey haunted eyes, absent-mindedly glaring
From wide, uneven orbits; one brow drooping
Somewhat over the eye
Because of a missile fragment still inhering,
Skin-deep, as a foolish record of old-world fighting.
Crookedly broken nose —low tackling caused it;
Cheeks, furrowed; coarse grey hair, flying frenetic;
Forehead, wrinkled and high;
Jowls, prominent; ears, large; jaw, pugilistic;
Teeth, few; lips, full and ruddy; mouth, ascetic.
I pause with razor poised, scowling derision
At the mirrored man whose beard needs my attention,
And once more ask him why
He still stands ready, with a boy’s presumption,
To court the queen in her high silk pavilion.
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