Avatares
Un sinfín de avatares
me ha tocado vivir
en las recientes estaciones.
A ello podría achacar
mis extravíos.
A ello, el antifaz y la máscara;
el cambio de rostro
y hasta la pérdida de cara.
No es asunto de andar
achacando culpas
a terceros ni a otredades.
Asumo mi desvarío
ante la perplejidad.
Pero, ¿qué más da,
si vivimos en un mundo
de seres humanos abolidos,
un mundo de inconfesadas
o mal disimuladas agonías?
Me regalan la náusea
y no voy a rechazarla.
Me ofrendan una aridez
que no me sacia.
Los días, con sus noches,
han pasado a ser hojas de calendario
con notas al margen de la vida
y una galería de sonrisas
que no desdibujan el estigma.
Tiendo mi mano a la cúpula celeste
y recojo galones de nada.
Y el silencio es un derroche
capaz de incordiar a aquel
a quien se lo dones.
Quédate, pues, apacible,
y no mires a los lados.
Deja que la nada y su música
colmen los ramajes de tu respiración.
Si has de andar íngrimo o incierto,
al contraste de las soledades del mundo
que sea, el nuevo vestigio,
un matrimonio consumado
ante el hallazgo de la noche.
.
(© lacl, 1ro. de Noviembre, 2014, mediodía, texto al desgaire y, por supuesto, inédito.)
Avatares, lectura.
Las fotos son de un servidor (lacl) y el dibujo del muy querido Franz Kafka
No hay comentarios.:
Publicar un comentario