Juan Ramón Jiménez escribió, escribió y escribió. La letra salió de su mano tal como entraba y salía el aire en sus pulmones, mientras anduvo por estos predios mundanos. Este tomo, en el cual se vierten algunas de las innumerables cartas que escribió, me acompaña desde muy joven. Siempre lo he leído, tal como me gusta leer un epistolario o un poemario, saltando entre sus páginas. Hace tiempo que estaba esperando que volviera a él. Lo he disfrutado como el primer día. Juan Ramón fue un ser sumamente vilipendiado por colegas en el arte de versar. Claro que él tampoco dio cuartel jamás. Un asunto de honra muy andaluza y, también, muy hispana. Provocaría transcribir al menos una decena de sus cartas. Mas, por el momento, nos contentamos con dar a la luz esta breve carta escrita a Corpus Barga, dado que en tan pocas palabras deja estela de ese sentido de honra y nobleza que hemos comentado.
Salud, lacl.
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Sr. D Corpus Barga Ministerio de Instrucción Pública
Relaciones Culturales.
Muchas gracias Corpus Barga, a usted y a esa Junta de Relaciones Culturales, por su afectuosa carta.
Yo creo que en esta mala guerra española el individuo debe ayudar, en la medida de sus mejores fuerzas, al pueblo y al estado, no ellos al individuo. Todo el apoyo moral y material debe ser para los idealistas o los deberosos que están peleando para pan y, aunque esto sea lamentable, para las armas necesarias. Y creo también que el español que en estos instantes o siglos gaste en sí más de lo que necesite para vivir corrientemente, es un ladrón material y moral de España y su pueblo.
En lo moral yo estaré siempre donde siempre estuve, al lado de la democracia y especialmente del pueblo, ciudad o campo. En lo material, con una pequeña renta estranjera de mi mujer y con lo que los dos ganamos trabajando, vivimos y ayudamos a los que podemos.
Mi único deseo, ansia, necesidad es España. Pero, ¿qué utilidad tendría yo, enfermo y viejo, ahora en España a cambio de lo que consumiera? Me parece que soy muy útil fuera y en país oficialmente desafecto, donde el peligro también existe rodeados, como estamos de <<españoles>> indeseables y cerriles.
Recuerdos a todos mis amigos y enemigos.
Juan Ramón Jiménez
La Habana 15 de octubre 1937.
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