Beatrice
y Dante detalle Amalia Ciardi Duprè
Bozzetto Model for Statue English Cemetery Florence.
Salud!
lacl
ENTONCES
Sueño que sopla una violenta ráfaga de invierno sobre tus cabellos
descubiertos, oh niña, que transitas por la nevada urbe monstruosa, a donde
todavía joven espero llegar, para verte pasar. Te reconoceré al punto, no me
sorprenderán tu alma atormentada y exquisita, tu cuerpo endeble ni tu azul
mirada; he presentido tus manos delicadas y exangües, he adivinado tu voz que
canta y tu gentil andar. El día de nuestro encuentro será igual a cualquiera de
tu vida: te veré buscando paso entre la muchedumbre de transeúntes y carruajes
que llena con su tumulto la calle y con su ruido el aire frío. La calle ha de
ser larga, acabará donde se junten lejanas neblinas; la formará una doble
hilera de casas sin ningún intervalo para viva arboleda; la harán más tediosa
enorme edificios que niegan a la vista el acceso al cielo. Lejos de la ciudad
nórdica estarán para entonces los pájaros que la alegraban con su canto y
olvidado estará el sol; para que reine la luz artificial con su lívido brillo,
la habrán sepultado las nubes, cuyo horror aumenta la industria con el negro
aliento de sus fauces.
Entonces y allí será la última hora de esta mi juventud transcurrida sin
goces. Habré ido a experimentar en la ciudad extraña y septentrional la
amargura de su despedida y el desconsuelo de su eterno abandono. Para sufrir el
ocaso de la juventud ya estaré preparado por la partida de muchas ilusiones y
el desvanecimiento de muchas esperanzas. En mi memoria dolerá el recuerdo de
imposibles afectos y en mi espíritu pesará el cansancio de vencidos anhelos. Y
ya no aspiraré a más: habré adaptado mis ojos al feo mundo, y cerrado mi puerta
a la humanidad enemiga. Mi mansión será para otros impenetrable roca y para mí
firme cárcel. Estoico orgullo, horrenda soledad habré alcanzado. En torno de mi
frente flotarán los cabellos grises, cual la ceniza de huérfanos hogares.
De lejos habré llegado con el eterno, hondo pesar, el que nació conmigo
en el trópico ardiente y que me acompaña como conciencia de vivir. Un pesar no
calmado con la maravilla de los cielos y de los mares nativos perpetuamente
luminosos, ni con el ardor ecuatorial de la vida, que me ha rodeado exuberante
y que sólo en mí languidece. Los años habrán pasado sin amortiguar esta
sensibilidad enfermiza y doliente, tolerable a quien pueda tener la única
ocupación de soñar, y que desgraciadamente, por el áspero ataque de la vida, es
dentro de mí como cuerda a punto de romperse en dolorosa tensión. La
sensibilidad que del adverso mundo me hace huir al solitario ensueño, se habrá
hecho más aguda y frágil al alejarse gravemente mi juventud con la pausada
melancolía de la nave en el horizonte vespertino.
Al encontrarte, quedaremos unidos por el convencimiento de nuestro
destierro en la ciudad moderna que se atormenta con el afán del oro. Ese día,
demasiado tarde, el último de mi juventud, en que despertarán, como fantasmas,
recuerdos semimuertos al formar el invierno la mortaja de la tierra, será el
primero de nuestro amor infinito y estéril. Unidos en un mismo ensueño,
huiremos del mundo, cada día más bárbaro y avaro. Huiremos en un vuelo, porque
nuestras vidas terminarán sin huellas, de tal modo que éste será el epitafio de
nuestro idilio y de nuestra existencia: pasaron como sonámbulos sobre la tierra
maldita.
Beatrice
y Dante. Amalia Ciardi Duprè
Bozzetto Model for Statue English Cemetery Florence.
Marc Chagall
Fotograma del hermoso film "Sunrise", de Murnau.
Aun cuando pueda lucirle extemporáneo al visitante o transeúnte, aquí dejamos esta versión de uno de esos boleros o serenatas que, a su vez, hablan de amores e infinito.
Delicada interpretación de Orlando Contreras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario