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viernes, 23 de febrero de 2018

Documentos - Carta de Albert Camus a René Char (17 / 09 / 1957) – René Char, Bajo palabra - Allégeance - Poemas. / Voir un ami pleurer - Jacques Brel - (Avec paroles) / Oblivion (Piazzolla) - 15 versiones






“La vida hoy es demasiado dura, demasiado amarga, demasiado debilitante para que padezcamos aún nuevas servidumbres, venidas de quienes amamos”, le dice Camus a Char.

Y refleja en cierto modo los tiempos aciagos que vivimos. Tiempos en los que la amistad es definida por algunos como una renta, “la mejor de las rentas”, un imbecilizado lema que leyera alguna vez en no sé dónde, creo que fue en la dedicatoria de un libro. Es decir, el lema predica que la amistad es buena y conveniente porque rinde dividendos. Lo único que no advertía el lema era la tasa de interés, pues aduce uno que debe haber algunas amistades más convenientes que otras. Y es que en estos tiempos desalmados que vivimos y, acaso, padecemos, ya nadie quiere saber quién es ni cómo se llama el vecino de al lado, ni el de arriba, ni el de abajo. Bueno, a menos que ya se tenga grabado entre ceja y ceja aquello de la “renta”.

La amistad es asunto de geografía espiritual, de viaje en un desmemoriado tiempo que recorre la memoria, asunto de esporas cósmicas que viajan entre identidades inasibles, esporas que atraviesan nuestras humanidades y todo aquello corpóreo que se instituye (desde nuestros días de infancia) como el “mundo real”, para liarse o solazarse a placer en el fondo de un río que quizás jamás hayamos divisado, como no sea entre sueños o, acaso, intuido como un rumor que nos habla de un legado perdido, una sombra que nos abraza cual verdad.

Lo que me atrevo a aseverar es que ella, la desdeñada amistad, no es un asunto que parte de colocar una palanca capaz de mover un mundo que “florea” entre aburridas o llorosas, cuando no espantosas oficinas o en citadinos recovecos donde la vida discurre más aburrida que un reloj.

La amistad mueve galaxias, sombras de tiempo en el trayecto del cosmos, acaso mueva universos. Pero es un lenguaje que pretenden arrinconar los dueños del teatro terrestre en el que a diario se representa nuestro ya penoso entremés.

De allí la belleza de esta sucinta carta de Camus para Char. Es un brevísimo auto de fe:

“…es necesario que vivamos, que encontremos las palabras, el vínculo, la reflexión que funde una alegría, la alegría. Pues es así que yo soy su amigo, me gusta su felicidad, su libertad, su aventura en una palabra, y quisiera ser para usted esa compañía de la que estar seguro, siempre…”

Salud!

lacl


Carta de Albert Camus a René Char   
(17 / 09 / 1957)

Querido René,

Estoy en Normandie con mis hijos, cerca de París en suma, y aún más cerca de usted en el corazón. El tiempo nos separa, no es vago más que con los separados — Si no, es río, que lleva, con el mismo movimiento. Nos parecemos mucho y sé que nos ocurre tener ganas de “desaparecer”, de no ser nadie en suma. Pero usted desaparecería durante diez años y encontraría en mí la misma amistad, tan joven que hay años en los que lo he descubierto en el mismo tiempo que a su obra. Y no sé por qué, tengo la sensación de que a usted le ocurre lo mismo. Como fuera que sea, quisiera que se sienta siempre libre y de una libertad confiada, conmigo.

Más envejezco y más encuentro que sólo podemos vivir con los seres que nos liberan, que nos aman con un afecto tan ligero de llevar como fuerte de comprobar. La vida hoy es demasiado dura, demasiado amarga, demasiado debilitante para que padezcamos aun nuevas servidumbres, venidas de quienes amamos. A fin de cuentas, moriríamos de pena, literalmente. Y es necesario que vivamos, que encontremos las palabras, el vínculo, la reflexión que funde una alegría, la alegría. Pues es así que yo soy su amigo, me gusta su felicidad, su libertad, su aventura en una palabra, y quisiera ser para usted esa compañía de la que estar seguro, siempre.

Regreso en una semana. No he hecho nada este verano, para el cual contaba con usted, mucho, sin embargo. Y esta esterilidad, esta insensibilidad sutil y perdurable me afecta mucho. Si usted está libre hacia el fin de la semana siguiente (jueves o viernes, el momento en que regreso), almorcemos o cenemos. Una palabra en mi buzón y ya será suficiente. Me regocijo al fondo de mi corazón de volverlo a ver.

Su amigo,

Albert Camus

(Traducción de la carta: Martín Abadía)


Bajo palabra

Hay llamas
Más vistosas que las manos que hacen rodar las pesadillas
Sobre la memoria

Se llega al sol por encantamiento
El amor tiene un acentuado sabor a vidrio
Es el coral que surge del mar
Es el perfume desaparecido que vuelve al bosque
Es la transparencia que paga su deuda
Es siempre esa cabeza
De labios deliciosamente entreabiertos
De este lado del muro
Y del otro lado quizás en la punta de una pica

René Char
Ralentir traveaux
Versión de Aldo Pellegrini





Allégeance, dit par René Char

Dans les rues de la ville il y a mon amour. Peu importe où il va dans le temps divisé. Il n'est plus mon amour, chacun peut lui parler. Il ne se souvient plus; qui au juste l'aima?

Il cherche son pareil dans le voeu des regards. L'espace qu'il parcourt est ma fidélité. Il dessine l'espoir et léger l'éconduit. Il est prépondérant sans qu'il y prenne part.

Je vis au fond de lui comme une épave heureuse. A son insu, ma solitude est son trésor. Dans le grand méridien où s'inscrit son essor, ma liberté le creuse.

Dans les rues de la ville il y a mon amour. Peu importe où il va dans le temps divisé. Il n'est plus mon amour, chacun peut lui parler. Il ne se souvient plus; qui au juste l'aima et l'éclaire de loin pour qu'il ne tombe pas?

René Char




Voir un ami pleurer - Jacques Brel - (Avec paroles)  

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Oblivion (Piazzolla) - 15 versiones




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