Unas
breves consideraciones sobre el fanatismo.
Cito
un fragmento de Amos Oz, en su libro “Contra el fanatismo”
“… En esencia,
la batalla entre judíos israelíes y árabes palestinos no es una guerra
religiosa. Aunque los fanáticos de ambos bandos hagan lo imposible por
convertirlo en una guerra religiosa. Fundamentalmente, no es más que un
conflicto territorial sobre la dolorosa cuestión: ¿De quién es la tierra? Es
fundamentalmente un conflicto entre derecho y derecho, entre dos
reivindicaciones muy convincentes, muy poderosas, sobre el mismo pequeño país.
Ni guerra religiosa, ni guerra de culturas, ni desacuerdo entre dos
tradiciones. Simplemente una verdadera disputa estatal sobre quién es el
propietario de la casa. Y creo que puede resolverse… ”
Que
esto lo diga alguien que, según sus propias palabras, se curó de su propio
fanatismo, es esperanzador: creer que podemos resolver las diferencias es paso
inicial para zanjarlas. Mucha gente piensa que los conflictos entre los pueblos
vienen apuntalados por verdades de incuestionable valor. En realidad, suelen
ser promulgadas y vendidas por pequeños cenáculos de poder. Y esas hipotéticas verdades resultan muchas veces ser más
inconsistentes que las monedas de chocolate envueltas en papel dorado.
Yo
creo, con Amos Oz, que el asunto es menos complicado que el pretendido
vericueto de una pugna internacional de vampirescos neoliberales versus un clan
de retrasados mentales de izquierda. Tales bandos son tan parecidos como dos
gotas de agua de una misma nube. Se trata de, sencillamente -¡y en primer
lugar!-, dejar de lado la violencia de unos hacia otros, hay que parar la
violencia multilateralmente; luego hay que apartar los apasionamientos del
fanatismo, que son los acicates de toda violencia. El hombre común debe volver
a la fuente originaria del sentido común. Mientras le sigamos los pasos a una
cuerda de rufianes que se hacen llamar líderes políticos, la humanidad no
saldrá del escollo en que se encuentra postrada.
Alvaro
Mutis ilustraba en una entrevista el por qué de su descreimiento acerca de la política y de sus cultores:
“ …Pues
sencillamente porque allí donde cuatro o cinco personas se reúnen para
concertar o ponerse de acuerdo en algo, no puede surgir más que una
bellaquería… ” (cito de memoria, fue una entrevista televisada)
Y
voy a ilustrar lo que digo con un par de citas más, ambas muy irónicas. Una de
Friedrich Nietzsche y la otra del sorprendente Georg Lichtenberg.
“ …Cuando cinco
personas hablan juntas, siempre hay una sexta que debe morir… ”
(Nietzsche)
“ …Como vieron que no le podían colocar una cabeza
católica, se contentaron con cortarle una protestante... ” (Lichtenberg)
Y
amén de detener el asesinato, la misión del hombre es construir humanidad. Y
así como algunos imploran a Jesús, yo imploro porque todos puedan alzar sus
manos hacia al cielo por quien quieran, sea por Alá, por Buda, por el Supremo
Arquitecto, por la Diosa Blanca de quien nos habló Robert Graves, por amor al
azul o por la negrura del cosmos, sin que ningún febril venga a levantar la
honda para apedrear a los que considera blasfemos, tan sólo porque no levantan
las manos hacia donde él imagina que hay que hacerlo.
(lacl)
La música ante la locura de un mundo “correctamente equivocado"
https://www.youtube.com/watch?v=1OwOpD9Q4o8
https://www.youtube.com/watch?v=pdmnYs5oNSg
https://www.youtube.com/watch?v=PZRQvXGqPII
https://www.youtube.com/watch?v=7a1zU0yxk6c
https://www.youtube.com/watch?v=oWYKTiqPvYA
https://www.youtube.com/watch?v=LnmtdHiKdTE
https://www.youtube.com/watch?v=domy0KMv-KI
https://www.youtube.com/watch?v=wiEcL372LD0
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