Si una creación he sentido alguna vez en mi vida
como signada por la angustia, es esta memorable Sinfonía Novena de Beethoven;
es angustia casada con la melancolía, con el delirio y hasta con el sosiego. Me
siento, a la vez, signado con ella: viviendo la angustia en vías hacia la
exaltación…
(lacl)...
Fragmento de carta a su amigo Franz Wegeler:
“Un demonio envidioso, mi mala salud, me ha jugado
una mala pasada, quiero decir que desde hace tres años mi oído es cada vez más
débil, mis orejas zumban continuamente, día y noche. Llevo una vida miserable,
desde hace casi dos años evito cualquier compañía, porque no puedo decir a la
gente: -Soy sordo.
Si tuviese cualquier otra profesión, la cosa sería
más fácil, pero con la mía es una situación terrible. Para darte una idea de
esta extraña sordera, te diré que en el teatro tengo que colocarme muy cerca de
la orquesta para oír a los cantantes.
Los sonidos agudos
de los instrumentos y de la voz, si están un poco lejos, ya no los
percibo, es maravilla que, al hablar conmigo, la gente no se dé cuenta de mi
estado. Como siempre fui muy distraído lo achacan a eso. Lo que sucederá ahora
sólo el cielo lo sabe”.
.
.
https://www.youtube.com/watch?v=IInG5nY_wrU
No hay comentarios.:
Publicar un comentario