(contemplando iconos de Andrei Rublev y otros maestros rusos)
¿
Qué lugar ha de ocupar Judas
en la mesa, con ese mar tranquilo y gris
en la mirada ?
¿
Qué ropaje vestirá aquel que oculta
un botín que ya aborrece ?
La
gran serpiente enroscada
en
la cúpula del cielo
arroja
su sombra sobre las copas
de
los besos,
copas
donde efímeramente se posan
nuestras
huellas de adoración y de genuflexión,
de
invocación y de libación
Alta
y vasta es la entrada
del
templo,
como
el susurro de un mar
tranquilo
y gris
que
contempláramos
en
soledad
lacl
Forma
parte de un viejo cuaderno que lleva por título “Toma luz, toda la noche” (esbozado
en el segundo lustro de los años 90, más o menos)
* * * * *
Remembranza.
Fue uno de esos días en que cierto
sabor de incertidumbre me toma en medio de la calle. No recuerdo bien en medio
de qué extraviada presteza me hallaría yo, buscando cumplir no sé qué faena,
cuando mis pasos se desviaron a lo que era la biblioteca del MACSI (Museo de
Arte Contemporáneo Sofía Imberg).
De pronto estaba ante el mostrador de
la biblioteca y fue justo allí cuando me di cuenta de que yo andaba buscando
algo.
- ¿Tiene usted en catálogo algunos
libros sobre el trabajo de los pintores de íconos rusos? Me gustaría en
particular ver, si lo tienen, el trabajo de un pintor llamado Andrei Rublev
(también suele aparecer su nombre escrito como Rubliov).
La joven encargada me presentó unos
tres libros de amplio formato. Me quedé allí toda la tarde, extasiado ante el
despliegue de imágenes plenas de colorido y vuelo. Estaba secuestrado. Ante esa
sensación de arrobamiento, tomé unas cuantas hojas de las que se utilizan para
solicitar libros en toda biblioteca y en el dorso de una de ellas se
deshilvanaron las líneas que expongo más arriba.
Había un ícono sobre los doce
apóstoles en torno a Jesús durante la famosa cena, creo que no era producto de
la mano de Rublev, no puedo asegurarlo a estas alturas, pero fue tal la
impresión que me causó la contemplación de ese ícono y el resto de las obras,
que las líneas de arriba brotaron solas, como dictadas por el ojo.
©
lacl
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