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sábado, 7 de enero de 2023

Guarida de los poetas: T. S. Eliot, El viaje de los magos. / Galería de Orfeo: El Ángel Gabriel. / El Ángel tuvo razón. Y otras creaciones.. / Estampas


En los últimos meses he tenido que mover mucho mis libros de un lado a otro. Y a pesar de que recientemente tuve entre mis manos la poesía reunida de T. S. Eliot y una antología de poesía inglesa donde, a buen seguro, debe aparecer este poema, no me puse a buscarlos y pasé directamente a hacer o intentar hacer una traducción del mismo, lo más fidedignamente posible. 

Es un poema que comienza con un relato aparentemente sencillo, pero que va depurándose hasta esa línea final en la que nacimiento y muerte se convierten en un espejo de la vida ante la divina membrana del cosmos.

Salud, lacl. 



T. S.  Eliot, El viaje de los magos. 


Tuvimos un frío comienzo,

Justo en la peor época del año

Para un viaje, y un tan largo viaje:

Los senderos profundos y el agudo clima,

La verdadera muerte del invierno.

Y los camellos excitados, con sus patas lesionadas, ariscos,

Echándose sobre la nieve que se derretía. 

Hubo momentos de arrepentimiento y añoranza por 

Los palacios de verano en las colinas, las terrazas 

Y las jóvenes de seda ofreciendo manjares. 

Entonces los camelleros, maldiciendo y murmurando, se iban buscando su licor y sus mujeres,

Y las hogueras apagándose, y la ausencia de refugios, 

Y las ciudades hostiles y los pueblos inhóspitos

Y las sucias villas cargando altos precios: 

Fueron malos tiempos.

Al final nosotros optamos por viajar de noche, 

Durmiendo a ratos, 

Con las voces cantando en nuestros oídos, diciendo 

Que todo esto era una locura. 

.

Luego, al alba, nosotros bajamos a un templado valle,

Húmedo, debajo de la nieve, aromado de 

vegetación;

Con un arroyo fluyendo y un molino de agua golpeando la oscuridad, 

Y tres árboles en un  bajo firmamento,

Y un viejo caballo blanco galopando sobre el pasto. 

Entonces llegamos a una taberna con hojas de parra en el dintel, 

Seis manos ante una puerta abierta jugando a los dados por piezas de plata,

Y pies golpeando los vaciados odres de vino. 

Pero allí no obtuvimos ninguna información y continuamos andando

Y arribando al anochecer, ningún momento es demasiado pronto,

Encontramos el lugar; eso fue (podríamos decir) satisfactorio.

.

Todo esto fue hace mucho tiempo, lo recuerdo,

Y yo lo volvería a hacer de nuevo, pero estableciendo antes lo siguiente, estableciendo antes

Esto: ¿fuimos llevados todo ese camino por el Nacimiento o la Muerte? Hubo un nacimiento, ciertamente. Teníamos evidencia, sin duda. Yo había visto nacimientos y muertes,

Pero había pensado que eran diferentes; este Nacimiento fue una dura y amarga agonía para nosotros, como la Muerte, nuestra muerte. 

Nosotros retornamos a nuestros hogares, nuestros reinos. 

Pero ya no estaríamos a gusto aquí, en nuestra antigua disposición y fe, 

Con gente extraña aferrando a sus dioses.

Yo estaría agradecido con otra muerte. 


T. S. Eliot.

Versión de Luis Alejandro Contreras.


Thomas Stearns Eliot (T.S.Eliot) (1888-1965)


“The Journey Of The Magi” (1927)


.


‘A cold coming we had of it,

Just the worst time of the year

For a journey, and such a long journey:

The ways deep and the weather sharp,

The very dead of winter.’

And the camels galled, sorefooted, refractory,

Lying down in the melting snow.

There were times we regretted

The summer palaces on slopes, the terraces,

And the silken girls bringing sherbet.

Then the camel men cursing and grumbling

and running away, and wanting their liquor and women,

And the night-fires going out, and the lack of shelters,

And the cities hostile and the towns unfriendly

And the villages dirty and charging high prices:

A hard time we had of it.

At the end we preferred to travel all night,

Sleeping in snatches,

With the voices singing in our ears, saying

That this was all folly.

.

Then at dawn we came down to a temperate valley,

Wet, below the snow line, smelling of vegetation;

With a running stream and a water-mill beating the darkness,

And three trees on the low sky,

And an old white horse galloped away in the meadow.

Then we came to a tavern with vine-leaves over the lintel,

Six hands at an open door dicing for pieces of silver,

And feet kicking the empty wine-skins.

But there was no information, and so we continued

And arriving at evening, not a moment too soon

Finding the place; it was (you might say) satisfactory.

.

All this was a long time ago, I remember,

And I would do it again, but set down

This, set down

This: Were we led all that way for

Birth or Death? There was a Birth, certainly

We had evidence and no doubt. I had seen birth and death,

But had thought they were different; this Birth was

Hard and bitter agony for us, like Death, our death.

We returned to our places, these Kingdoms,

But no longer at ease here, in the old dispensation,

With an alien people clutching their gods.

I should be glad of another death. 


(T. S. Eliot)

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Galería de Orfeo:  

El Ángel Gabriel 



El Ángel tuvo razón.




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