Un poema de nuestro querido Carivano, Carlos Iván Ontiveros, que copié hace ya una década y que mantengo en mi banco de datos desde entonces... Es justicia que honremos su memoria hoy con esta invocación. Como la música le hizo notar la presencia de la luna y ésta con sus rayos benefactores le brindó confirmación, agregaremos unas estampas de Selene y una melodía de adoración.
Salud, lacl.
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Cuando escuché aquella melodía lo supe de inmediato
Eran mis penas cantando, mis recuerdos, mis alegrías y tristezas
Ese piano parecía saberlo todo de mí
hizo que la luna se me apareciera
con su mágico resplandor y reluciente belleza
Ahí prendido de un rayo de su luz
Entendí, que mi vida era sólo eso…
La poesía de tus ojos
El mar de mis recuerdos
La sonrisa de mis alegrías,
La música de mi llanto,
El sonido de mis lamentos
Mi pulso y cada latido que desde mi corazón
Se expanden al infinito
Carivano 2012
Horizon of Gold,
Ben Leinbach
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