No es algo fácil de vislumbrar el altar donde reside
nuestro sosiego, pero si algo no nos parece prudente es colocar nuestras esperanzas
de alcanzarlo sobre manos ajenas.
Los seres humanos solemos caer en el error de aposentarnos
en el oasis que se levanta, promisorio, como un palacio de la dicha,
representado en una amorosa promesa, pero suele también suceder que ese palacio
representado por la hermosa figura humana en la que encarna la promesa de lo
amado, tampoco sabe dónde está la morada de la dicha.
La palabra desengaño está fuertemente entrelazada a esta
candorosa y casta entrega del alma humana que un ser deposita en otro ser. Y no
creo que andemos descaminados o equivocados los seres humanos al pensar así, pues
el amor puro, virgen, primario, nos lo figuramos incapaz de causar daño alguno.
Pero cuando la humanidad (esa divina persona que transpira
en cada poro de individualidad) ha sido inculcada en tantos cultos que abaten
los primarios mandatos de la naturaleza, cuando se le ha inducido a vivir -sin
darse cuenta- secuestrada por decálogos, patrones o valores que, de por sí, son
inhumanos y -para colmo- negadores de la naturaleza, es cuasi imposible hallar
nuestro sosiego en una relación amorosa.
Primero deberíamos romper la cáscara que nos separa del
mundo, de la creación que nace de suyo, como por milagro y por doquier; contemplar
el esplendor de la vida que nos excede o transgrede y que, por fortuna silente,
encarna en nuestra savia y respiración, para comprender, ya no con el intelecto,
sino con la piel palpitante, que el sosiego reside en nuestra rumorosa y casi
imperceptible relación con ese tenue hálito o aliento que late en cada elemento
que nos regala la naturaleza, vibrando en cada cosa creada y sobre la que no
solemos reparar, ni dedicarle la más mínima atención, aquello que ha sido
creado por una mano superior a la frágil humanidad.
Bien mirado, la humanidad es tan frágil como el capullo de
una rosa. Pero se nos ha pretendido adoctrinar con la tesis de que lo humano es
lo más fuerte y dinámico que haya sido creado en el mundo. Con este velo de
mentira le crecemos a un mundo que, impertérrito, sigue su marcha, sin tomar en
cuenta los desaguisados acometidos por sus hijos. Al final del camino, ese
mundo devorará toda efímera huella humana.
¿Cuál puede ser el propósito de luchar contra una naturaleza
que nos supera con creces y que encarna hasta en el último corpúsculo del
cosmos? ¿Cuál puede ser la razón de que la humanidad se haya convertido en una
generadora de mentiras? Acaso podamos hallar algunas respuestas en nuestro
miedo a vivir como una rosa o un alce, un árbol de eucalipto, un puma o una
mariposa, en concierto y lucha con el resto del entorno.
Pero cuando hablamos de concierto y lucha, no nos referimos
a esa escuela de preceptos que reside en mandamientos, sino en esa vívida y
desapercibida relación de olvido y reconocimiento que se renueva en cada inhalación
del aire.
Si negamos en nosotros esa relación, ¿cómo pueden germinar
amor, dicha o sosiego?
Nota al aire y desgaire de la contemplación.
lacl, 20 /12 /2018, al alba.
MISSA GAIA - EARTH MASS -PAUL WINTER
Paul Winter "Midnight / Minuit "
3 comentarios:
Qué gran placer leerte !!!.... "... cuando se le ha inducido a vivir secuestrada por decálogos, patrones o valores que de por sí son inhumanos...." qué maravilloso modo de reflejar lo que llevamos marcado a fuego por el afuera y lo que nuestras propias "tripas" se encargan de desenmascarar por momentos.... momentos que deberían ser más frecuentes para que la máscara caiga y surja lo que "es".... Gracias por tus palabras !!!!
Gracias Ana María por tus sentidos palabras. No resulto un buen bloguero en el sentido de estar pendiente de los comentarios que acá se dejan, lo cual es una gran falla que tengo respecto a este asunto de administrar un blog. Extiendo mis excusas por ello y agradezco nuevamente tanto la lectura como tud sinceras palabras.
Luis Alejandro.
Gracias Ana María por tus sentidos palabras. No resulto un buen bloguero en el sentido de estar pendiente de los comentarios que acá se dejan, lo cual es una gran falla que tengo respecto a este asunto de administrar un blog. Extiendo mis excusas por ello y agradezco nuevamente tanto la lectura como tud sinceras palabras.
Luis Alejandro.
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