En los últimos días he tenido en mis manos (cuando he
podido) un par de joyas! El Bhagavad Gita que tradujera Marcovich para la ULA
hace varias décadas y que fuera reeditado en edición de sólo 500 ejemplares
hace unos diez años, y el “Pararse y Ver” de Chih - I.
Del trabajo de Marcovich, ese sabio que vivió
desapercibidamente varios años entre nosotros, se dice que es una de las
mejores versiones del Bhagavad Gita que se hayan intentado en lengua alguna.
¿Por qué les catalogo como un par de joyas? Porque el
primero, libro sapiencial, abre con uno de los más bellos ejemplos de compasión
de que se tenga noticia, cuando Arjuna expresa a Krisna su negación a entrar en
batalla contra sus hermanos, su renuencia al asesinato, ni siquiera movido por
la causa de adversar una sinrazón.
Y el segundo porque es crisol donde se atesoran vías para la meditación efectiva, para una suspensión de lo temporal y un verdadero encuentro con el cosmos. Pararse y ver es, como dice Thomas Cleary en su introito, cese y contemplación.
Son joyas, porque compasión y meditación no son valores sobre los que se asienten las bases del mundo de hoy. Y cuánta falta que nos hacen esos sagrados secretos, tan a la mano y tan declinados por nosotros.
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