no se decide a descalzarse
para internarse en la noche
que hace gala de los perlados
aderezos de la cúpula
y deslindarse de la noche con esteros,
aquella que transmutó un pecho
en morada que jamás se atrevió
a desplegar, de par en par,
sus ventanales
lacl
P. S. Nota
a una amiga, de la fecha en que se redactara esta pincelada…
Tengo
varias jornadas, querida Marechi, sin intentar escribir nada tentado por el
otro lado de la palabra, ese lado único que nos desnuda; pero, entre la luna
llena, el eclipse penumbral, unas palabras de la querida Mery y esa tesitura
del alma a que nos ha venido arrinconando la insensatez imperante en esta
tierra de gracia, como que me animó a intentar deslastrarme del nudo que aquí
sofoca la vida. Y no doy por desapercibido el que esta breve glosa naciera para
rozar siquiera lo que intuye como una ignorada y obstinada negación… Con toda
sinceridad, no lo considero un texto muy conseguido, excepto por su franqueza.
Es algo que tenía que decirse.
Un
abrazo mi querida amiga.
.
Guarida de los poetas, Dulce Maria Loynaz
El hermoso registro de una vida, la de la poeta Dulce Maria Loynaz.
Habana, de Jana Mokova
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