martes, 20 de septiembre de 2016
El teatro de la calle… ¿Es la calle el teatro o es teatro el país?
El teatro de la calle…
¿Es la calle el teatro o es teatro el país?
Esta muñeca de desolación se me apareció en el camino, en un fugaz escampado pautado por la lluvia.
Una "Miss Venuzuela" descalzada, de dedo y brazo amputados, con guardaespaldas que viste de negro, postrado, acompasándola y acompañándola en la derrota, cual se derrota la vida, día a día, minuto a minuto, en los más impensados mentideros y recovecos de nuestro deslustrado terruño.
Y el teatrino itinerante, destartalado carromato en el que se exhibe un tanto impúdicamente una galería de rancios y añosos muñecos rescatados de los malolientes vertederos de la ciudad, es ópera acaso menos bufa que la que se representa día a día entre los ciudadanos del país, una nación que semeja un animado museo de cera. El conductor del carromato pareciera saber perfectamente lo que quiere lograr al mostrarnos su misa en escena, pues ese teatrino de la desolación, luce como la insólita y surrealista aparición de un espejo de lo que colectivamente somos.
No abrigamos culto por la necrofilia. Prefiero, mil y un veces, conversar con la silueta de la luna o de las nubes, con la elegancia del gavilán que, ajeno a la urbe, sobrevuela nuestros techos o del cristofué que se detiene a vocear desde una enramada en el cerro. Pero imágenes visuales, cual las que aquí hemos agregado, emergen a nuestro alrededor, como queriéndonos hablar de otro país, imágenes silentes que nos hablan desde el gesto, para decirnos que hemos empinado un adefesio, una impostura de realidad sobre la realeza que nos circunda.
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Todas las imágenes son instantáneas, fortuitas, y fueron captadas con la limitada cámara de un celular, en el año 2013.
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