Hace un par de jornadas, revisando mis cuadernos
en el ombligo de la madrugada, me he topado con una vieja anotación de mis “Inscripciones
en el dolmen”, fruto de uno de los tantos susurros que me han sacado del sueño más
recóndito. Inmediatamente me sentí aguijoneado y como llamado a entrar en un
coloquio interior o, acaso, con las sombras.
lacl
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(30 / 06 / 2013 – Hora del pulmón)
De
género genero
Degenero
género.
Este estribillo me despertó en la madrugada y siguió
repitiéndose en los interludios o quites que se tendían sueño y vigilia. Volvía
con variantes como:
Género
de género
Genero
degenero.
Volvía al entresueño y, entonces, como en el cauce
de una íntima eternidad, acababa por dispararse el ritornelo inicial:
De
género genero
Degenero
género.
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(26 / 05 / 2016, hora del pulmón…)
Me abisma todo lo que puede cambiar o transformar la colocación de un simple acento o tono en el concierto de la noche.
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(26 / 05 / 2016, 7:00 am)
No puedo decir que sepa algo nuevo, ni siquiera, que sepa algo. Pero ese algo que es entorno, ese algo en el que encarnamos y desencarnamos, se las arregla para comunicarnos la certeza de que todo es mutación.
Somos cuando somos e, incluso, cuando hemos dejado
de ser.
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