A Carlos Morales del Coso
¿
Cuántos descaminados
abrimos
los ojos entre la noche y el día ?
¿
Cuántos permanecemos incautos,
firmes
como soldados o postes de semáforo,
haciendo
nuestro papel de perfectos necios,
mientras
acometemos el conteo
de
nuestras falseadas metas,
sin
permitir el afloramiento de cada
fracaso
que se apocilga en la solapa ?
¿
Cuántos insistimos en la sonrisa,
ilusos
ante esta incansable fábrica
de
imágenes que fundamentan su presencia
en
la pre-existencia de una flor pudibunda,
obsequio
de un heredado aprendizaje,
que
a su pesar y al nuestro, nos muestra
lo
ajenos que estamos a la extrañeza de vivir ?
¿
Cuántos seguimos blandiendo el mango
del
hacha en la conciencia,
aún
cuando ninguno de nuestros antepasados
lo
haya esgrimido con diestra o siniestra mano
tras
innumerables generaciones?
¿
Cuántos volveremos a ver en nuestro pecho
la
rosa, el oro, el púrpura de la fortuita
despedida
de un día no menos cierto,
no
menos espléndido, no menos cotidiano
que
cualquiera en que el sol no se esmera
por
ser más de lo que es ?
¿
Qué me pasa ?
¿
Por qué me bañan, sin prisas,
las
preguntas de las cosas ?
¿
Por qué gira sobre mi alma
la
luz profunda del objeto,
sea
casa, piedra o río;
sea
un bolsillo vacío,
o
la calle noctámbula sin gente
ni
vehículo; sea el pecho del cielo
que
me roba el cuerpo ?
¿
Por qué cosa y pregunta,
por
qué pregunta y cosa hacen de mí
el
agua que por mi piel se me desliza ?
.
Forma parte de un viejo cuaderno: "Toma luz, toda la noche"
Forma parte de un viejo cuaderno: "Toma luz, toda la noche"
Chagall, La casa azul
Cartier-Bresson
Origen desconocido
Origen desconocido
Origen desconocido
Cielo de Caracas, lacl
Las Ciudades - Chavela Vargas
2 comentarios:
Me emociona que te hayas acordado de mí, y mucho menos que lo hayas hecho con un poema extraordinario, cuyas vaharadas dibujan a la perfección lo que yo pienso que debiera ser la reivindicación básica de toda obra poética, pero que, a la postre, es lo único que, por más que lo he intentado, pocas veces me ha sido dada la sabiduría suficiente para llevarla a cabo...
Querido Carlos, ante todo mis ya demasiado reiteradas disculpas por mi desorden con la correspondencia. Bueno, el kaos es el gran demiurgo de la hora. Y no pretendo colocarle bombas molotov a un enemigo que, amén de invisible, goza de tantos adeptos. He querido ofrendártelo en virtud de aquella amorosa coincidencia por la llaneza de toda palabra, hasta la que pueda parecer la más insignificante de ellas y por la creencia de su valía en todo decir que aspire, al menos, a acariciar la poesía…
Salud!
LA
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