Arte y poesía: vigencia de toda expresión lúdica, gesto o acto non servil en tiempos tan obscuros como los actuales. Disertaciones sobre el culto añejo de ciertos antagonismos: individuo vs estado, ocio y contemplación vs labor de androides, dinero vs riqueza. Ensayos de libre tema, sección sobre ars poética, un muestrario de literatura universal y una selección poética del editor. Luis Alejandro Contreras Loynaz.
Ante este film no hay otra misión que la de desplegar
el ver y la escucha, un par de percepciones que nacieron hiladas al silencio,
pues son pura receptividad. Pero el ser humano tiende a olvidar ese hilo sutil.
A medida que avanza en su paso por el mundo parece ir agregando cada vez
mayores cuotas de estridencia a lo que debería ser su silencio natural, aquello
que habita en el amoroso y moroso discurso del espíritu.
La escucha parte del
silencio, el ver lo hace del contemplar. Y ambas cualidades tienen una cualidad
pasiva: la de alimentar nuestro sentir y nuestro pensar; y no ha de ser un
secreto que el ser, el pensar, el sentir hacen un todo. Se vive (o, al menos,
se debería vivir) pensando lo que se siente y se vive sintiendo (o, al menos,
se debería sentir) lo que se es. Todo ello por corroborar aquella hermosa y
certera tesis de James Hillman: se piensa con el corazón.
Y este decantado film de Corneau, como la novela
sobre la que funda su guión, no son más que fábula, pero es fábula con altísimas
probabilidades de cumplimiento en la vida real. Se basa en personas reales. Y no sabremos jamás hasta
qué punto haya fidedigna documentación de lo que cuenta la historia. Pero con fábulas
y retazos de realidad es que se compone una obra artística, sin dejar de acotar
que no hay ni habrá nunca arte esencial y fidedigno en donde no se despliegue
el corazón con sus brazos silenciosos. Eso propone el film en su discurso y eso
logra en su puesta en escena.
Siglo XVII. Ya despuntaba el mundo de hoy, con su
ética de albañal y filosofía de hampón bursátil, ese ser convencido de que lo
único que puede vestir su alma extraviada es un decálogo del engaño yla expoliación; todo a fin de justificar la
riqueza material y el renombre como fines últimos de la vida.
Hoy ve uno, en las redes sociales, quemuchas personas toman por ídolo y ejemplo a
seguir a seres como “El lobo de Wall Street”, el triste y patético personaje
del film de Martin Scorsese… Pues se celebra la arrogancia de los que tienen en
abundancia y sobre todo si aquello que tienen vino a sus manos como fruto de la
audacia, el fraude y/o la artimaña. En ese sentido, pareciera que el film de
Scorsese, con todo y su carga de ensayada ironía, no logra conmover al público
moderno a fin de alcanzar el develamiento de un mundo aborrecible. Pareciera
que ha sido leído por multitud de espectadores como una apología del papanatas
usurpador. Se tiende una suerte de empatía entre el espectador y ese pendejo
que se cree amo del mundo en virtud de las fechorías que le llevan a la cima en
la escala de una riqueza en constante cambio de manos. Es la figura del héroe
que han impuesto los mercados.
Pero la historia de Monsieur de Sainte-Colombe es
otra muy distinta; vive en el retiro de su atormentada alma y el perdido y
renovado amor, pero sin extraviar el canto de los pájaros y el sonido de la
ventisca en la que destila su apartada vida. Ver y escuchar pero, también, memorar
con el corazón. En el film de Corneau (sin dejar nunca de tomar en cuenta de
que se trata de una ficción, pero de una ficción posible) la persona de Sainte-Colombe
se yergue como un ser de otro mundo. “Todas las mañanas del mundo” es un film
que probablemente dejaría cloroformizados a los adoradores de jaurías de lobos
con siluetas modelo Wall Street.
lacl
Nota: han retirado de la red el film, pero en algunos países se puede observar en partes, al menos...
Si una creación he sentido alguna vez en mi vida
como signada por la angustia, es esta memorable Sinfonía Novena de Beethoven;
es angustia casada con la melancolía, con el delirio y hasta con el sosiego. Me
siento, a la vez, signado con ella: viviendo la angustia en vías hacia la
exaltación…
(lacl)
...
Fragmento de carta a su amigo Franz Wegeler:
“Un demonio envidioso, mi mala salud, me ha jugado
una mala pasada, quiero decir que desde hace tres años mi oído es cada vez más
débil, mis orejas zumban continuamente, día y noche. Llevo una vida miserable,
desde hace casi dos años evito cualquier compañía, porque no puedo decir a la
gente: -Soy sordo.
Si tuviese cualquier otra profesión, la cosa sería
más fácil, pero con la mía es una situación terrible. Para darte una idea de
esta extraña sordera, te diré que en el teatro tengo que colocarme muy cerca de
la orquesta para oír a los cantantes.
Los sonidos agudosde los instrumentos y de la voz, si están un poco lejos, ya no los
percibo, es maravilla que, al hablar conmigo, la gente no se dé cuenta de mi
estado. Como siempre fui muy distraído lo achacan a eso. Lo que sucederá ahora
sólo el cielo lo sabe”.