Carta de Fina García Marruz a Eugenio Florit Junio 11 de 1956
Antes que nada, perdóneme esta tinta florida, o mejor,
sangrienta. No se trata de ninguna predilección truculenta sino de que se ha
acabado el pomo de tinta y he cogido el lápiz de calificar de Cintio.
Acaba de llegarnos su libro, y la hermosa dedicatoria. ¿Así
que nos regala nada menos que el 2do ejemplar? Usted paga, como decía Martí, “a
mar por río”. De todas maneras la gratitud es tan bonita que no importa que sea
totalmente injustificada en su caso (pues mucho más tenemos que agradecer
nosotros) para que uno se sienta como si todo estuviera bien. Tan bueno es
usted que no repara si el “Obra anterior” quedó un poco alto (Cintio no pudo
evitarlo) y no nos dice ninguna velada queja. Al libro, lo he vuelto a leer
esta mañana (en ese 2do ejemplar dedicado, que no es el mismo que tenemos aquí)
y no me ha quedado más remedio que acordarme de aquella pregunta de Juan Ramón de
si era lo mismo un poema por la mañana con sol que a la tarde con lluvia, etc,
pues me ha parecido a esta hora, distinto.
El poema “El Deseo” lo leímos con Feijóo, que le gustó
muchísimo. “Es un poema humilde de verdad” decía él. Y es verdad que es humilde,
es decir, difícil. Lo más raro de todo ¿no lo cree usted?
El libro me ha parecido hoy, no sé por qué, mucho menos
sereno de lo que lo vi al principio, aunque uno vuelva a encontrarse con esa
calidad
“pareja” en versos como
“ni el dulce movimiento
que las hojas del olmo
van al aire esparciendo”
que las hojas del olmo
van al aire esparciendo”
tan siglo XIX cubano, con esa cualidad, que ha perdido hoy
tanto el verso, de ocupar el espacio sin amontonamiento de las sílabas, con
vuelo sereno en que el ala se mueve sólo imperceptiblemente.
Uno se da cuenta de que su verdadera poesía nunca ha sido
en el fondo, juanramoniana, pese a que Ud mismo, quizás, lo desease así, no
sólo porque su “Doble acento” estaba ya escrito cuando llegó Juan Ramón sino
porque lo mejor de lo que ha escrito después pertenece totalmente, en sus ecos
más profundos, a una tradición que podemos llamar nuestra. Y le advierto que no
estoy entre los que tienen a menos (¡todo lo contrario!) proceder de alguien, y
muchísimo menos cuando ese alguien es un poeta como Juan Ramón, el más amado de
todos. Es que sencillamente creo que esta famosa “influencia” es algo que no se
ha visto con claridad, en el caso suyo. Para mí, lo esencial de Doble acento
fue el descubrimiento de un verso que rompía la cesura, que parecía poder
prolongarse infinitamente, con algo de brazo de mar, que no tenía nada que ver
con el verso más o menos largo withmaniano o nerudiano, ya que en el suyo una
traba interior parecía haberse roto y era como un vehículo que hubiese agotado
ya el impulso que lo hacía moverse y que todavía siguiera un poco más, con algo
del avance del agua en la playa: “adónde iré cuando se pare el corazón y mis
manos se caigan hacia el suelo para abrirse un pedazo de silencio”.
No sé si esto que le digo le parezca cierto, es muy posible
que me haya expresado con torpeza a pesar de verlo con toda claridad. Claro que
las “Estatuas” y el “Martirio” son otra cosa —y quizás lo más bello— pero de
todos modos (y le hablo de la impresión lejanísima de una 1ra lectura) para mí
lo “nuevo” fue lo otro.
Y para acabar (pues la carta se va haciendo demasiado
larga) le diré que de todo el libro el poema que prefiero es “El otro ardor”,
poema que Cintio y yo coincidimos en encontrar muy en la atmósfera del Dante,
sobre todo el final de un terceto: “como junto a la luz queda la cera (esa
“cera” tan de imagen del Dante, esa “luz” y esa comparación que se coge todo el
verso y a veces todo el terceto) y en el que empieza: “Como cruje al morir la
enredadera”.
Gracias por recordarme otra vez y por dejarme disfrutar en
su libro los serenos grises suyos, los ardores sencillos, “el sol que brilla
apenas”.
Ya sabe con cuánto afecto lo recuerda siempre
Fina
PD: El manuscrito original de esta carta se encuentra entre
la papelería de Eugenio Florit custodiada por la Cuban Heritage Collection de
la Universidad de Miami.
FOTOS. Arriba. Entre otros, Fina García Marruz, Dulce María Loynaz, Cintio
Vitier, y Eliseo Diego...
Fina García-Marruz - Una dulce nevada está cayendo
Entrevista
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