En un mundo tan desalmado y tan desamado, es hora
de que el “anima mundi” comience a despuntar nuevamente, que vuelva a ser
tomada en cuenta. Es preciso dar un giro y, con
un sencillo paso, iniciar el camino para el reencuentro con nosotros
mismos, en tanto que hijos de madre natura. El hombre ha levantado un adefesio,
una maqueta del horror que contraviene los más genuinos preceptos dictados por
la savia que anima a la creación, desdibujando todo, hasta el natural paso de
la muerte. La respuesta está en el ánima. Galantear a la diosa que sabe danzar
en el concierto celeste. Olvidarnos del yo para entregarnos al goce sin más.
Ello no es un pecado. La tierra está en el cielo. Ya está bueno de tanto
cacarear. Ya ha sido suficiente. El hombre debe iniciar la lección de su
desaprendizaje. Debe dar marcha atrás. Su tarea no es ardua ni imposible. Basta
con que se olvide de las estupideces que, sin ser suyas, a diario dice. Pararse
frente a un árbol, subirse a una de sus ramas y comenzar a saborear el aire
mientras se bebe el horizonte.
17
de Mayo de 2017, despunte…
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