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miércoles, 2 de octubre de 2019

El hallazgo, José Antonio Ramos Sucre, Las formas del fuego. / CONSEJO IMPORTANTE DE ORDEN INTELECTUAL PARA LORENZO RAMOS / Carta a Dolores Emilia Madriz / TRANCE





El hallazgo, José Antonio Ramos Sucre, Las formas del fuego.


Los marinos me habían acostado en el ataúd de sicomoro, habilitándome para el sueño subterráneo. Se ausentaron después de ensayar conmigo una planta de cebolla, de olor nauseabundo. Me dieron a beber el zumo de sus hojas velludas y de su raíz, del grueso de un dedo. Se pagaba del suelo secano y sus flores apacentaban la voracidad de un enjambre de sabandijas de coselete doble, abastecidas con el aparejo de un verdugo.

El dolor de cabeza y un ligero frenesí me asaltaron después del cesamiento del sopor. No vi sino imágenes de espanto y de crueldad. Un pájaro se ensañaba con su hijo.

He roto sin darme cuenta la cifra de un pensamiento inexpresable, dibujada en la frente de un monolito, y miré alzarse delante de mí una serie de estatuas indignadas, de ojos de esmalte.

He desechado, recelando una perfidia, la nave suelta en el vecino río de lodo, en medio de una selva marchita.

Esforcé el paso en demanda de un monte sereno, en donde nacieron y posaron la planta fugitiva, una vez proscritos, los númenes alegres del paraje.

Descubrí una lápida adherida a un sitio inaccesible de la cuesta, y la alcancé a rastras y jadeando. Mostraba, a manera de señal, una figura humana terminada en el pico de un ave rapaz. Cedió fácilmente al empuje de mis manos y dejó ver un aposento húmedo y fosforescente.

He escondido de los compañeros infieles el secreto de mi riqueza inagotable.



William Blake - A radical visionary

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CONSEJO IMPORTANTE DE ORDEN INTELECTUAL PARA LORENZO RAMOS (SU HERMANO)

Lo que se escribe debe tener un solo adorno: el de la exactitud. Lo que se escribe no debe causar efecto, alarma en el lector, la expresión no debe sonar jamás a discurso, a elocuencia declamatoria y tribunicia. Nunca, en lo que se diga, haga o escriba, se debe llamar la atención. En este principio se fundan todas las virtudes sociales.


JARS, OBRAS COMPLETAS, EDITORIAL BIBLIOTECA AYACUCHO.

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Hamburgo, 5 de febrero de 1930 *
Señorita Dolores Emilia Madriz.
Cumaná.
Ilustre Dolores Emilia:

Te contesté la amabilísima carta que me dirigiste casa de Juan y ahora me refiero a otra del 6 de enero. En esta nueva carta me demuestras la misma invariable solicitud por mi bienestar.

Pero me hablas de venirte a Europa en abril próximo esperando en mi salud. Para esa fecha no se habrá decidido todavía el tremendo problema de mi salud. Yo mismo no sé qué tengo. Sospecho que todo este horror provenga de una enfermedad parasitaria y así mismo piensan dos especialistas consultados. Pero si el malestar posee existencia independiente y no deriva de esa infección, estoy perdido.

Yo no sé cómo me alcanza el cerebro para escribir una carta.

El instituto tropical de Hamburgo asegura haberme curado la amibiasis perfectamente. Pero los trastornos nerviosos no han desaparecido aún y se manifiestan de modo contradictorio.

Salgo en esta misma semana para el Tirol, donde me someterán a un nuevo tratamiento para restablecerme del agotamiento y quitarme los hipnóticos.

Solamente el miedo al suicidio me permite sufrir con tánta paciencia. Yo te haré bien y tú quedarás contenta. Pero falta decidir este proceso.

Las mujeres alemanas son adorables, muy lindas, de aspecto infantil. Los varones alemanes les pegan a sus mujeres. Una noche salvé a una niña alemana de ser atropellada por un auto y ella se ciñó a mí y yo nunca sentí como en ese momento la victoria infalible de la mujer, de la criatura indefensa, sobre los hombres compasivos. La alemancita era como Luisa Elena Almándoz. Estaba llena de terror y gemía. Carecía absolutamente de virtud o ferocidad.

Por cierto, en toda Europa se es inmoral, se vive y se deja vivir a los demás. Los rugidos de la virtud antropófaga no se oyen por aquí. Los europeos trabajan espantosamente y son muy afables. Aquí nadie echa maldiciones ni blasfema. Estos son países muy cultos. Yo debí nacer en Europa porque soy profundamente corrompido o sea humano.

Tú me conoces.

*Los Aires del Presagio. Caracas, 2- edición. Monte Avila, Editores, 1976.
(Esta carta parece estar incompleta, porque en la reproducción del autógrafo el breve párrafo final no tiene el punto que aquí se le ha puesto, y falta además la firma de Ramos Sucre).
Nota de la edición de sus OBRAS COMPLETAS. JARS, OBRAS COMPLETAS, EDITORIAL BIBLIOTECA AYACUCHO.







TRANCE





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