miércoles, 19 de marzo de 2025
La civilización del engaño, una anotación. / Gurdjieff Ensemble.
domingo, 16 de marzo de 2025
Walter Muschg nos presenta a Karl Kraus / El maravilloso mundo de Kurt Weill. Teresa Stratas - Lotte Lenya - Audra McDonald
... Guardo documentos para una época que ya no sabrá comprenderlos o que vivirá tan alejada de hoy, que afirmará que he sido un falsificador. Más no; no vendrá la época que pueda hacer tales afirmaciones. Porque no será. He escrito una tragedia cuya protagonista moribunda es la humanidad; cuyo trágico conflicto concluirá fatalmente como conflicto entre el mundo y la naturaleza. ¡Ay, como ese drama no tiene más protagonistas que la humanidad, tampoco dispone de oyentes! ...
Karl Kraus, El criticón, Acto IV, LIV, Los últimos días de la humanidad. Citado por Walter Muschg en el capítulo V, intitulado Karl Kraus - Los últimos días de la humanidad, de su libro LA LITERATURA EXPRESIONISTA ALEMANA DE TRAKL A BRECHT. SEIX BARRAL,1972.
He leído entre la madrugada y la mañana este capítulo ya no solamente lúcido, como todo lo que he leído de Muschg sino, además, conmovedoramente perturbador, no tanto por lo que él mismo dice de Kraus, sino por lo que cuenta que dice Kraus.
Nunca he leído ese libro, lector como soy (y me precio de serlo) de libros a la antigua, según la usanza de los fabricantes de papel y usuarios del ingenio de Gutenberg. Y la razón es que ese libro nunca se me atravesó en una librería. Nunca digo "de esta agua no beberé", pues sí tuviera que leerlo en otro formato, no dudo que lo haré.
Lo cierto es que el sorprendente Kraus, de quien en nuestros corros al único que le escuché hablar con verdadero y desinteresado interés de lector fue a Rafael Cadenas, hay que leerle. Me bastarían LA TERCERA NOCHE DE WALPURGIS, un libro antológico de su obra, así como su aforistica, para no dudarlo. Pero este ensayo de Muschg la verdad es que sirve de espolón o catapulta para la gana del sentir, del pensar y de lo que ocultamente se susurra en toda psique.
Una obra dramática cuyo escenario, como bien señala Walter Muschg, es el lector. Un prodigio creativo en el que las propias palabras de los actores de la sociedad son las que "hablan" o se enuncian por medio de aquellas cosas que dijeron o declararon en los medios periodísticos de aquel momento, o lo que comentaron en un cabaret, lo que se pronunció en algún discurso. Lamentablemente ha de perderse mucho, no solamente en una traducción, debido al juego de palabras en el que Kraus fue un maestro, sino también debido al paso de las décadas y al trastocamiento del sentido que se origina en toda lengua por la erosión del tiempo.
Algunos amigos míos han manifestado en el pasado la creencia o percepción de que Kraus la emprende contra los periodistas, en particular, cuando la realidad es que emprende su cruzada contra la opinión pública generalizada, pero sobre todo contra la que fabrican y venden ciertas minorías que, de élite, lo único que las identifica es que gozan de un poder temporal y lo utilizan con el fin de diseminar mentiras como si se tratara de las tablas de la ley dictadas a Moisés.
A Kraus habría que leerle, presumo, tomando en cuenta de manera muy enfática esa precisión.
Ello me trae al recuerdo aquel maravilloso capítulo del libro de Gurdjieff, Encuentro con hombres notables, que versa sobre asunto similar: la mentira y sus propugnadores, quienes se valen de los medios para sembrar un criterio en la siempre maleable opinión pública.
En fin, dejo acá esta curiosidad anímica y sensible que ha sido reanimada gracias a la lectura de este ensayo de Muschg. En cierta forma me ha ayudado a reiterar un básico sentir que me ha acompañado desde que tuve uso de razón: que la palabra humanidad unida está a todo aquello que despierta nuestra sensibilidad y que la palabra inhumanidad no significa otra cosa que insensibilidad.
Salud, lacl.
sábado, 15 de marzo de 2025
Guarida de los poetas. DIANE WAKOSKI Traducción de Beth Miller. / Nina Simone. Live At Montreux 1976 Little Girl Blue
jueves, 13 de marzo de 2025
Guarida los poetas. ADRIENNE RICH (traducción de BETH MILLER) / GALERÍA DE ORFEO Alice Coltrane.
Cosas que suelen sucederme. Hace poco saqué de los anaqueles de mi pequeña Babel, algunas ediciones de POESÍA, estupenda revista editada bajo los auspicios de la Universidad de Carabobo, en la ciudad de Valencia, Venezuela. Entre ellas se encontraba el número 21 de la revista y que, entre otros poetas, reproduce algunos poemas de Adrienne Rich. Anoche me fui a la computadora a buscar algunos textos de uno de mis archivos. Abrí al azar un título que empezaba por siete poetas. Y pues resulta que se trataba de la traducción realizada por Beth Miller de siete poetas norteamericanas. Y, por supuesto, tal como me suele suceder, resulta que justo lo que me gustaría encontrar sin saber si estaba allí, al azar salía a flote y era puesto en mis manos.
ADRIENNE RÍCH (traducción de BETH MILLER)
TRADUCCIONES
De una mujer
de mi edad o quizá más joven
me muestras poemas
traducidos de tu lengua
Hay ciertas palabras: enemiga, horno, dolor
suficientes para convencerme
que es una mujer de mi tiempo
Obsesionada
por el Amor, nuestro tema:
lo hemos tejido como yedra a nuestros muros
cocido en el horno como pan
cargado como plomo en los tobillos
visto con binoculares
como si fuera helicóptero
trayendo alimento a nuestra hambre
o el satélite
de un poder hostil
Comienzo a ver a esa mujer
haciendo cosas: cocinando el arroz
planchando la falda
pasando a máquina un manuscrito hasta el alba
intentando llamar
desde una cabina
En el cuarto de un hombre
el teléfono suena sin respuesta
y le oye decir
“No te preocupes”, “Se cansará”.
Le oye contar su historia a su hermana
que se vuelve enemiga
y que en su propio tiempo velará
su propio camino hacia el dolor
ignorante que ese camino atroz
es compartido, innecesario
y político.
SUEÑO QUE SOY LA MUERTE DE ORFEO
Estoy caminando aprisa por las estriaciones de luz
y oscuridad tiradas bajo una arcada.
Soy una mujer en la plenitud de la vida con ciertos
poderes,
y esos poderes severamente limitados
por autoridades cuyas caras raramente veo.
Soy una mujer en la plenitud de la vida
manejando a su poeta muerto en un negro
Rolls-Royce
a través de un paisaje de crepúsculos y abrojos.
Una mujer con cierta misión
que obedecida al pie de la letra
la dejará intacta.
Una mujer con nervios de pantera
una mujer de contactos entre Hell's-Angels
una mujer sintiendo la abundancia de sus poderes
en el momento preciso en que no debe usarlos
una mujer juramentada con la lucidez
que ve a través de fuegos humeantes
y de mutilaciones criminales de estas subterráneas
calles
a su poeta muerto aprendiendo a caminar
hacia atrás contra el viento
al otro lado del espejo
viernes, 7 de marzo de 2025
Guarida de los poetas: Marina Tsvietáieva. / Stravinsky - Pastorale.
(Las mejores flechas son siempre ciegas.)
Marina Tsvietáieva a Rainer Maria Rilke, al final de una carta del 12 de Mayo de 1926.
viernes, 28 de febrero de 2025
Sobre el exilio, Plutarco. / Galería de Orfeo. The Orphic Hymn to Dionysos - Daemonia Nymphe.
Un texto genial. Me parece ardua la tarea de superarlo, no obstante la cantidad de siglos que han transcurrido desde la fecha de su redacción hasta el día de hoy. Tanto es así que me encuentro muchos resabios de autores modernos en sus palabras.
Dejo, a manera de abrebocas, un par de capítulos. En el capítulo IV encuentro plenas resonancias entre lo que "dice" Plutarco y lo que en diferentes pasajes ha dicho igualmente Alan Watts en el pasado siglo: somos nosotros quienes causamos nuestro propio karma, está en nuestras manos sumarnos a la orquesta del afuera.
Y en el capítulo V, uno encuentra resonancias con la poesía de D. H. Lawrence, aquella en la que se devela el altisonante histrionismo con que el ser humano destila sus inconformidades.
Se me hace altamente perentorio transcribir otros capítulos de este "consuelo" de Plutarco en la magnífica traducción de Raúl Caballero Sánchez, publicado por Alianza Editorial en sus Libros De Bolsillo, dado que los capítulos que siguen, ahondan de manera brillante en los asuntos de exilio y ciudadanía, y todo lo que implicado va a un ser que ha de desenvolverse en el plexo de una colectividad, sea ésta la de origen o sea otra, impuesta por mandato o fuerza, o por obra de impensadas contingencias. Más adelante agregaré algunos otros capítulos de Sobre el exilio, pues no tienen desperdicio.
Salud, lacl.
IV. LA FILOSOFÍA, MEDICINA DEL ALMA
Así pues. igual que en una comedia cierto personaje, exhortando a un amigo desventurado a que tuviera valor e hiciera frente a la fortuna, al preguntarle éste: "¿ De qué manera ?", responde: "Al estilo de los filósofos", así también nosotros debemos hacerle frente, asumiendo con dignidad un estilo de vida filosófico.
¿Cómo defenderse de Zeus cuando llueve? ¿Cómo cómo del Bóreas?:
buscamos una hoguera,un balneario, un manto, un techo. Y, en efecto, si nos llueve, no nos quedamos de brazos cruzados, ni nos ponemos a llorar. Pues bien, a ti también te es posible, más que a cualquier otro, reavivar y reanimar esta etapa de tu vida afectada por un enfriamiento, pues no necesitas recurrir a ayudas ajenas sino hacer un uso razonable de tus recursos actuales. Y es que las ventosas de los médicos al extraer del cuerpo lo peor de la enfermedad, alivian y sanan el resto del organismo; más los que se recrean en su dolor y disfrutan buscando culpables, a fuerza de arrastrar siempre consigo sus us peores experiencias, de hablar continuamente de ellas y estar consumidos por la tristeza, vuelven inútiles incluso los aspectos positivos de la vida, en unos momentos en que su concurso es especialmente oportuno. Pues las dos tinajas, amigo mío, que a decir de Homero, se encuentran en el cielo cargadas de suertes, una de suerte buenas, la otra de suertes malas, no las administra Zeus desde su trono, ni a unos envía corrientes suaves y bien templadas y a otros un torrente de males sin mezcla, sino que somos nosotros mismos quienes realizamos esta tarea: los que tienen sensatez, haciendo libaciones de los bienes para verterlos sobre los males, hacen la vida más grata y digerible, mientras que a los más como tamices se les quedan y se les adhieren a la superficie los peores ingredientes mientras corren por debajo, perdiéndose, los mejores.
V. LAS MÁSCARAS DE LA DESGRACIA.
Por eso aunque caigamos realmente en una situación desgraciada y dolorosa, es preciso que con ayuda de los bienes que poseemos y que aún nos quedan nos armemos de jovialidad y serenidad de ánimo, aliviando con recursos propios los sinsabores que nos vienen de fuera. Ahora bien, aquellos sucesos cuya naturaleza no implica ninguna desgracia, y en los que el dolor ha sido total y absolutamente imaginado por una vana opinión, esos hay que afrontarlos del modo siguiente: igual que a los niños que tienen miedo de las máscaras los acostumbramos a que se lo pierdan poniéndoselas cerca, en sus manos, y volviéndolas de uno y otro lado, así de cerca hemos de tomar contacto con tales sucesos y someterlos a la presión de la razón, a fin de descubrir lo enfermizos, vagos y melodramáticos que son.
Emily Dickinson, Dios me hizo, señor, no fui yo sola... /. Palabras de Borges para Emily Dickinson. / Guarida de los poetas – Emily Dickinson. Lectura. Cartas y poemas. Fundación Juan March
Palabras de Jorge Luis Borges a los poemas de Emily Dickinson en la traducción de Silvina Ocampo, una de sus acostumbradas joyas del género prologal.
A manera de complemento volvemos a publicar un acercamiento a la obra de Emily Dickinson, en acto acaecido en la fundación Juan March.
Va antecedido por un breve fragmento de carta de Emily a un desconocido, un crisol que revela el alma de un ser tocado por la providencia.
Salud, lacl
De las muy diversas regiones americanas, en cualquier hemisferio, la más favorecida por los astros o visitada por las Musas (la locución es indistinta) ha sido, indiscutiblemente, New England. Los grandes nombres dados por nuestra América fueron y son importantes para nosotros y para España; Emerson, Melville, Thoreau, Poe, Robert Frost cannot be thought away sin modificar toda la literatura de nuestro tiempo. La serie es indefinida y casi infinita; falta Emily Dickinson.
No hay, que yo sepa, una vida más apasionada y más solitaria que la de esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo y temerlo. En su recluida aldea de Amherst buscó la reclusión de su casa y, en su casa, la reclusión del color blanco y la de no dejarse ver por los pocos amigos que recibía.
Publicar no era, para ella, parte esencial del destino de un escritor; después de su muerte, que acaeció en 1886, encontraron en sus cajones más de mil piezas manuscritas, casi todas muy breves y extrañamente intensas. Además de la escritura fugaz de cosas inmortales, profesó el hábito de la lenta lectura y la reflexión. Emerson y Ruskin y Sir Thomas Browne le enseñaron mucho, pero sólo a ella le fue dado escribir
Parting is all we know of Heaven
and all we need of Hell
o:
This quiet dust was gentlemen and ladies
cuya idea es común y cuya forma es incomparable (curiosamente se abismaba, como Hugo, en la Revelación de San Juan, el Teólogo).
He sospechado que el concepto de versión literal, desconocido a los antiguos, procede de los fieles que no se atrevían a cambiar una palabra dictada por el Espíritu. Emily Dickinson parece haber inspirado a Silvina Ocampo un respeto análogo. Casi siempre, en este volumen, tenemos las palabras originales en el mismo orden.
No es cotidiano el hecho de un poeta traducido por otro poeta. Silvina Ocampo es, fuera de duda, la máxima poeta argentina; la cadencia, la entonación, la pudorosa complejidad de Emily Dickinson aguardan al lector de estas páginas, en una suerte de venturosa transmigración.
Jorge Luis Borges, Buenos Aires, 03 / 05 / 1985.