Vistas a la página totales

lunes, 31 de enero de 2022

1. Voltaire. Breve digresión, lacl. / 2. Guarida de los poetas. Sophia de Mello Breyner Andresen. En su voz. Lectura.

 



Mi comentario, ante una sentencia tan contundente como la de Voltaire, es que a las minorías que se instalan en un poder les conviene mantener una idiotez que es la suya propia. Los más enfermos son los que tienen más éxito en alcanzar el altar de la idiotez, luego de una ardua pugna. La idea de gobierno ha sido enlazada secularmente a la idea de autoridad. Y el idiota no sabe hacer otra cosa que convertir toda su efervescencia en raudales de autoritarismo. Y el último idiota de la fila siempre ve con admiración al perfecto idiota que le está vejando, desde el púlpito, en sus propias narices...

Cuánto le agradecemos a Voltaire  tantos destellos...




* * * * * * *



Guarida de los poetas. Sophia de Mello Breyner Andresen.  

Nota Bene. La música y contenidos audiovisuales que acá se comparten pertenecen a terceros, no tenemos ninguna intención de monetizar con tales contenidos; nuestro propósito al publicarlos acá es eminentemente cultural, humanístico o artístico. Si no puede ver el vídeo acá, podrá observarlo en su red de origen, You_tube.

Comentario aparte, cuán grato escuchar a la poeta...









EL PAÍS QUE TENÍA Un poema de José Pulido. lacl. / Galería de un ayer de ayeres.

 


EL PAÍS QUE TENÍA. Un poema de José Pulido que nos movió los cimientos.

Una antesala para celebrar la poesía de José. Nos tomó por sorpresa este país en pasado. Y nos sacudió la tierra. De allí mis palabras de aquella hora, que tomaron un derrotero un tanto extra literario, mérito del poema. Debido a la fuerza de lo dicho, nos hizo revisar nuestro pasado inmediato y logró además alebrestar nuestro fuero interior. Porque la poesía no se ocupa únicamente de cantar lo bello, sino de señalar aquello que desatendemos; que no es sólo el nervio de la hoja, sino, incluso, las vilezas que -a veces por patentes o evidentes- pasan desapercibidas.

A continuación su comentario previo al poema del país que se tuvo. Luego su poema. Y para cerrar lo que generó en un servidor … (lacl) 

*******

“…Este poema es del 2017 y lo repito para no dejar de estar molesto. Cada vez que estoy tranquilo me digo “no puede ser” y debo retornar a la molestia que me causa todo lo injusto que nos ha tocado y nos sigue tocando vivir. Lo acompaño con una foto de mi teléfono…”

(JP)

EL PAÍS QUE TENÍA

El país que tenía se fue de mí

se llevó el agua clara y los sabores

con que hicieron mis huesos y mi sangre

y borró las palabras que formaron mi espíritu

el país que tenía apagó el cariño mayestático

que circulaba como energía eléctrica

en los corazones de la gente común

y prohibió ilusionarse con el futuro

la decencia surgida por temor a los cielos

se derritió como cera ante al ardor del oro

mi país huyó con la moral entre las piernas

y solo puedo recordarlo como si hubiera muerto

ya no puedo reconstruirlo con nostalgias

ni con las imágenes que cicatrizan en mis sueños

cuando hagan uno nuevo no podrán comprender

por qué hay habitantes que parecen sacados de raíz

hay un país geográfico que jamás se va

pero se deteriora igual que la columna y las rodillas

y otro que se desvanece

en el ayer soporífero de las plazas

El país que tenía se fue de mí

yo no lo abandoné, yo no estaba grabado en él

son sus marcas las que lleva mi alma

desde la época en que la leche recién ordeñada era normal

yo nunca fui importante

para ese país fugitivo

yo apenas era un trámite

y hasta me cambiaron el nombre

porque cualquiera podía ser

empleado del destino


***

A JOSE PULIDO Y EL PAÍS QUE TENÍA

UNO.  Creo que nunca le tuvimos, querido José. Es mi percepción. Él nos tuvo a nosotros, acaso para su desgracia, pero nosotros (no todos, pero el grueso de nosotros) no le tuvimos. O le tuvimos para echarlo por la borda de una nave en la que ya íbamos sin rumbo. Es lamentable, pero es así. Sólo una cosa podría confortarnos. Y es que, tomando -para ampliar- aquella frase de Aquiles Nazoa, hay una Venezuela física y espiritual. Esa Venezuela desdibujada que han convertido en un esparadrapo de nación, no es el país físico y espiritual, eso es una farsa montada sobre una realidad física y espiritual. Esa farsa desconflautada sólo tiene un valor o peso específico ante los ojos de terceros, porque el cinismo pacta con la perversidad y se vale de la materia para imperar. Basta con que una minoría cuente con el poder de avasallar para que impere sobre una mayoría. Y quienes no tienen alma ni espíritu, sino una cáscara vacía entre pecho y espalda, por supuesto, no cuentan con antenas, poros ni vellos para captar el trasfondo de las cosas. Lo único que captan, como una criatura muy primaria, acaso un protozoario o un platelminto, es lo que pueden devorar y defecar. Son, como dice en algún lugar, Alan Watts, un tubo por el que entra y sale el mundo, no más, sin otras consideraciones ni relaciones con el espíritu del mundo (o anima mundi). Con todo y tamaña ola de adversidades, presiento que la Venezuela espiritual aún existe y goza de buena salud. Se quedó injertada en un ramito de nuestro fuero interior. De no ser así no estaríamos leyendo este poema que mueve los cimientos de lo que hemos sido, somos e intentamos seguir siendo, más allá de toda expoliación. Un fuerte abrazo y gracias por compartirnos ese país que, acaso, no volverá, pero que nos habla de ese otro país que existe y habla en tu voz y en las voces de cada uno de nosotros, porque es un país que nos crece por dentro, como aquel árbol del que una vez hablara el viejo Pound. 

Y DOS. Acaso no quiera yo perder las esperanzas. Por eso me digo, todos los días, que el país lo llevamos cada uno en el pecho, mi querido y doblemente admirado José. Estoy de acuerdo contigo en que ese país del panadero que visitaba las casas desde las 3 am y dejaba pan y leche, puerta por puerta, donde nadie era capaz de robarse lo que ese hombre del reparto dejaba, ese país de cantadores que eran los vendedores ambulantes de escobas y escobillones, entre otros enseres y de los cuales uno no salía de su asombro ante la cantidad innumerable de mercancía que acarreaban en su carretilla, el de los amoladores y zapateros que se tomaban su cafecito preparado por la vecindad que visitaban, ese país ya no es. Al tanto estamos de que tú no has versado de una muerte espiritual de todo ser nacido acá. Pero es que tu poema me ha llevado a pensar en ello. Disculpa si mis palabras apuntan hacia otro derrotero, pero ha sido tu poema, lo remarco, el que me ha clavado el espuelazo. Y a pesar de que no logro creer que toda persona nacida en estas latitudes se haya dejado arrastrar por la perversidad, aunque las carencias y el hambre sean acaso capaces de hacer salir al lobo que se ampara detrás de la jungla de cada corazón. Hoy precisamente hablábamos de eso en casa. La diáspora le duele al que se queda. Y el que se queda le duele a la diáspora. Por ello quiero creer (o, al menos, seguir intentándolo) que ese país no ha muerto, que lo llevamos, cada uno, injertado en nuestros corazones y que cada corazón despide el aroma de nuestro humus. 

Me resisto a doblar la cerviz ante esa avalancha que se ha llevado todo por delante... 

Un abrazo!

Galería de un ayer de ayeres.

Estas estampas han sido elegidas al azar, entre las que todavía quedan alojadas en el banco de imágenes del móvil. No obedecen a ningún criterio en particular, como no sea el de formar parte de ese país en el que hemos vivido.

lacl, siesta del vikingo, Sabana Grande, Caracas.

lacl, librería desierta, Centro Comercial Chacaito

lacl, graffiti oficialista, El Paraíso, Caracas

lacl, lluvia y protestas...

lacl, imagen de nuestras calles

lacl, escena caraqueña, Avenida Libertador. El desamparado y sus Canes.

lacl, escena caraqueña instantánea tomada desde el vehículo. Caridad oficial...

Adriano poeta

Andrés Eloy

Libro capital, lectura necesaria.

Estévez - Lauro - Capriles 

Antonio Estévez, dirigir descalzo.

Aula magna, UCV 

Miguel Von Dangel

Adriano González León

lacl, tarde caraqueña.

Eugenio Montejo

Ramos Sucre, entre amigos

José Antonio Ramos Sucre 

Maravillosa colecta de Rafael Ángel Insausti

Andrés Eloy Blanco 

Ida Gramcko y Mariano Picón Salas

Job Pim 

Job Pim

José Parra, poeta yaracuyano

José Nucete Sardi 

Juan Sánchez Peláez 

Teatro itinerante, imagen captada en la autopista, lacl

La Rotunda, antes de ser demolida.


Aquella cárcel...

Inenarrable. Linchamiento e inmolación en una de nuestras calles 

Mariano Picón Salas

Mariano Picón Salas

De la mano de Francisco de Miranda 



Lectura obligada

Edición príncipe de los cuadernos del destierro, Rafael Cadenas

José Antonio Ramos Sucre
Firma de una carta

Raúl Vetancourt, leyendo la prensa en su librería SUMA





Armando Reverón 

Atestiguar, escribir donde se pueda y como se pueda según dictan las urgencias.


Baltasar Lobo, UCV

No sé quién habrá sido el autor de esta soledad fotográfica, captada en los predios de la UCV 

lacl, imagen captada en una calle caraqueña, zona industrial. 
Una miss Venu-zuela apoyando su cabeza sobre uno de sus guardaespaldas 






Angel Rosenblat, maestro.

Antonio Lauro y John Williams

Con Rafael Cadenas y Mario Amengual, librería EL BUSCÓN.

Con Sael Ibáñez al micrófono. Sentados, Cadenas, Infante y un servidor. Librería EL BUSCÓN.

Intelectuales, poetas y escritores reunidos en La Estación, local situado en la estación de los encantos, del tren que conectaba a Caracas con Los Teques.
De izquierda a derecha: Poggioli, Loynaz, Gallegos, Pimentel (Job Pim), Arreaza Calatrava, Paz Castillo.

Vicente Emilio Sojo



Poema de Leoncio Martínez, dedicado a mi madre, cuando era una chiquilla.

Luis Alberto Hernández

Leoncio Martínez

En primer plano, María Fernanda Palacios, al fondo Hanni Ossott. 

Walter y Yineska, LIBRERÍA LECTURA

Antonio Lauro interpretando en la guitarra, en un recital

Eli Galindo, poeta. libro publicado por la UCV.

Entrega de premios nacionales, literatura música y artes visuales.
Cadenas - Lauro - Soto 
No dispongo del nombre del fotógrafo.