Sí, la tierra nunca estuvo más sola... grande Montejo. Escúchalo, Septiembre. E invita a tus otros once Apóstoles del Tiempo. Siéntalos a tu lado a contemplar la Tierra. Y susurren por las noches en el sueño de los hombres, llámenles a capítulo, enternezcan sus noctámbulos extravíos, ya que nada pueden con sus secuestrados corazones...
(lacl)
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SETIEMBRE
Mira setiembre: nada se ha perdido
con fiarnos de las hojas.
La juventud vino y se fue, los árboles no se movieron
El hermano al morir te quemó en llanto
pero el sol continúa.
La casa fue derrumbada, no su recuerdo.
Mira septiembre con su pala al hombro
cómo arrastra hojas secas.
La vida vale más que la vida, sólo eso cuenta.
Nadie nos preguntó para nacer,
¿qué sabían nuestros padres? Los suyos, ¿qué supieron?
Ningún dolor les ahorró sombra y sin embargo
se mezclaron al tiempo terrestre.
Los árboles saben menos que nosotros
y aún no se vuelven.
La tierra va más sola ahora sin dioses
pero nunca blasfema.
Mira septiembre cómo te abre el bosque
y sobrepasa tu deseo.
Abre tus manos, llénalas con estas lentas hojas,
no dejes que una sola se te pierda.
Eugenio Montejo. Del libro Terredad. No consigo en este momento la edición original, aparecida en Monte Ávila Editores; por lo tanto, lo tomo y lo cotejo de la edición de Poemas Selectos de bid & co editor, colección Poiesis, Caracss, 2004.
Galería de Orfeo: Madredeus
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