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Otra de esas
extrañas y hermosas piezas que han acompasado los días desde mi juventud. Con
uno de los finales, a mi juicio, más sorprendentes y arrobadores en la historia
de la música... Ese final siempre me ha llevado a pensar, estremecedoramente,
en el silencio; en su necesidad y en su disfrute.
Por supuesto,
la música, la voz, el murmullo, los sonidos de la naturaleza están allí para
ayudarnos a hacer ese ajuste de cuentas con la bulla. El silencio se aprecia
mejor luego del decir que ha tocado fibras…
Al final de esta sinfonía de Sibelius, no provoca ni
aplaudir, luego de que en el aire queda el eco de los vientos acariciados por
la junta violines...
Sibelius, Sinfonía número 7
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