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martes, 23 de abril de 2024

Kafka esencial, cuadernos en octava, lacl. / Guarida del músico, Debussy. / Franz Kafka , El arte del bosquejo.

 



Franz Kafka es una presencia vital en mi vida. No tengo que ir a él todas las noches; puedo pensar en aquello que he leído y que en mí ha dejado huella a lo largo de los años. No le olvido y no lo olvido; hay frases suyas que se quedan reverberando en el aire de nuestros propios murmullos o susurros. Es como una conversación tendida en el aire del tiempo, que pasa y no pasa. 

El primer libro suyo que leí es aquel de Losada que abre con "La metamorfosis" y sigue con varios de sus cuentos o parábolas y cuya traducción se atribuyó en algún momento a Borges, sin que él hubiese sido realmente el traductor de esa maravilla. Pero sus palabras de introducción a la obra de Kafka que abren ese  libro, eso sí podemos decirlo, son otra joya de la maravilla. En muy pocas palabras discernía sobre lo vital y trascendente que vibra en la escritura kafkiana, el eterno retorno, los actos fallidos, la conclusión imposible.

Hace ya bastantes años me topé con un libro de carátula infame, pero cuyo título captó mi atención de inmediato: Franz Kafka, Consideraciones acerca del pecado, la esperanza, el dolor y el camino verdadero. 

Un larguísimo título para un libro de brevedades. Se trata de un compendio de aforismos y pensamientos que forman parte de sus "Cuadernos en octava". No estoy seguro ya de si fue ése mi primer contacto con aquellos cuadernos kafkianos. Lo cierto es que no obstante la escandalosa y hasta algo cursi carátula del libro, y luego de haber leído, como es natural, varios pasajes del ejemplar en la librería en que le hallé, tomé la decisión de hacerme con ese tomo. Por fortuna, una mano femenina, al notar la horrorosa carátula se compadeció de este lector y tomó la sana, sabia y necesaria decisión de forrar ese libro con papel contact. A fin de cuentas lo esencial está en el contenido. 

En noches pasadas he vuelto a su lectura, razón por la cual dejaré aquí algunos cuantos aforismos o fragmentos. Siempre es bueno volver a conversar con aquel lejano amigo. Franz Kafka fue un asiduo bosquejador de parábolas y pensamientos expresados con una sutil e inimitable ironía. Y como tal, también intentó muchos bosquejos en el dibujo sobre sus cuadernos, gráficas que complementan sus parábolas. 
Así que en esta publicación agregamos también ejemplos de ello. Completaremos la publicación con una obra maestra de Debussy, El mar (La mer).
Salud, lacl


Kafka, Cuadernos en octava.


Sólo temblor y palpitación fue su respuesta a la afirmación de que tal vez poseía pero no era.

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De tu verdadero adversario te llega un valor sin límites. 

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El poseer no existe, existe solamente el ser, ese ser que aspira hasta el último aliento, hasta la asfixia.

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Te has ataviado de manera ridícula para este mundo.

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¿Cómo podemos regocijarnos del mundo, salvo cuando nos refugiamos en él?

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Los mártires no desdeñan el cuerpo, más bien permiten que se los eleve en la cruz. En esa cuestión coinciden con sus enemigos.

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Al mal no se lo puede pagar a plazos, no obstante lo intentamos permanentemente. 

Es lícito pensar que Alejandro Magno, no obstante los triunfos militares de su juventud, no obstante el óptimo ejército que había adiestrado, no obstante la energía que llevaba dentro de sí y emplearla en transformar el mundo, se haya detenido en el Helesponto con la intención de no atravesarlo nunca, y no por temor ni por indecisión, ni por debilidad de la voluntad, sino abrumado por su mismo peso terreno.

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A. es un virtuoso y pone al cielo por testigo.

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No es lícito engañar a nadie, ni siquiera en aras de su salvación. 

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Hay problemas que no podríamos resolver si, de entrada, la naturaleza misma no nos hubiera librado de ellos.

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Franz Kafka, Cuadernos en octava.

Consideraciones acerca del pecado, la esperanza, el dolor y el camino verdadero.




Guarida del músico, Debussy. 
El mar. 



Franz Kafka, El arte del bosquejo.











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