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viernes, 8 de diciembre de 2023

I. Hay ocasiones en que un poema propone, lacl. / II. El dragón, mitología del aire del aura o el soplo.. - Antigua caligrafía China. / III. PENTAGRAMA Hablando con el viento



I. Hay ocasiones en que un poema propone.

Hay ocasiones en que un poema propone. Y suele suceder que, en tales casos, la metáfora ceda su paso al contraste de una novedosa idea. 

Reza un hermoso poema de Lawrence, traducido por Cadenas: "...los sentimientos que no tengo, no diré que los tengo...". Algo así. Un poema descarnado que propone o preconiza un develamiento, desenmascarar nuestros rostros y tirar al suelo las caretas para pisotearlas, tal cosa propone ese poema.

En ese poema la metáfora ha cedido su paso al contraste de una revelación.

Es un breve poema y creo que podemos citarlo completo:


A las mujeres por lo que a mí respecta

Los sentimientos que no tengo no los tengo.

Los sentimientos que no tengo, no diré que los tengo.

Los sentimientos que uno dice que tiene, no los tiene.

Los sentimientos que te gustaría que ambos tuviéramos ninguno de los dos los tenemos.

Los sentimientos que la gente debe tener, nunca los tiene.

Si la gente dice que tiene sentimientos, Ud. puede estar seguro de que no los tiene.


Si quieres, pues, que tú o yo sintamos algo

es mejor que abandones toda idea de sentimiento


Acaso sin proponérnoslo e, incluso, sin arteras intenciones, los seres humanos nos hemos cargado de patrones y nociones prestadas, colmando nuestras vidas de un palabrerío fingido en torno a un mundo que no sentimos y que no nos pertenece, encrucijada existencial que también nos legara Pessoa por boca de Alvaro de Campos en su canto "Al volante de un Chevrolet por la carretera de Siintra"; un canto de mayor aliento y en tono confesional (ese poema se encuentra publicado en este blog y en otra entrada). Mas, a pesar de las diferencias de estilo y extensión, el poema de Pessoa (o de Campos, como se prefiera) también propone algo en versos testimoniales: desde la confesión concluye que vivimos a préstamo, que todo en la vida es prestado:


"...Cuánto de lo prestado ¡ay de mí! yo mismo soy..."


En otras palabras el ser humano acostumbra a seguir patrones establecidos por la tradición y los ancestros. Es decir, nos incrustamos un discurso en la faz, como una careta, y eso impide un verdadero asomarse al otro.

En el caso del poema de Lawrence nos plantamos ante una enunciación que se aproxima al tono del sermón, pero es un sermón que se agradece, pues se libera -como un ave fénix- de los catecismos seculares. 

Con lo anterior hemos querido sugerir que la poesía es no sólo un alado intento por acceder o, si se quiere, ascender a la belleza sino, también, una ruta alterna para compartir una visión, y ¿por qué no? también una revelación. 

Me dirán que un poema también puede proponer hincándose en la metáfora. Por supuesto que sí, son casos alados, extremadamente hermosos. Y obviamente suelen ser más sutiles. Ejemplos de ello, muy logrados, los encontraremos en la poesía clásica China. Es cuestión de estilos y de propósitos o despropósitos. Querer decir algo y cómo decirlo es la clave o cifra del enigma ante el que se planta todo cultor del poema.

Dejemos en ofrenda, a manera de cierre y convite a la meditación, dos breves poemas de aquella cultura ancestral; el primero es del siglo I y el segundo del siglo IX.


FOSA COMUN

A la orilla del Huai la batalla ha terminado, de nuevo el camino se abre para los viajeros.

Atropelladamente los cuervos pasan y repasan graznando por el cielo frío. ¡Ay!, una sola tumba encierra los blancos huesos de todos los que han perecido por la gloria del general.

Chang Pung, Siglo IX


LA CANCION DE JANG

Trabajo cuando el sol se eleva. Cuando él se acuesta me acuesto. Para beber cabo mi pozo. Para comer trabajo mi campo...

¿Qué me importa el poderío del Emperador?

Anónimo, Siglo I.

(Editorial Quetzal, 1958, Buenos Aires.)







II. El dragón, mitología del aire, del aura o el soplo...



¿Es el dragón una criatura inexistente? En diversas culturas hizo aparición esa extraño y poderoso animal, conjunción de diversas especies en una sola criatura. Uno de sus atributos es estar en todas partes, como el aire que viaja sobre el viento o como el Aura de la creación, que ca,balga sobre ese ser, a la vez invisible e intimidante. Es una representación de aquello que nos vemos al mirar, aquello que está allí, pero que no se deja atrapar o asir de tan inmensurable que es. 
Olvidemos por un momento el dragón de la mitología occidental, visto a la luz de las hazañas de los héroes vestidos con yelmo y armadura, portando siempre la espada del salvador. Hay otro dragón y es el que le presenta Merlín a Arturo en la espesura de los bosques y en el ombligo de la noche. Es el que anima el hálito de todo lo que vibra y hace presencia en el suspiro del aire, encarnando en todo aquello que se mueve, instigado por el aura de la vida. Es el dragón de la creación que asociado va a la magia y a la poesía. Como es inasible no es posible entrar en contacto con él mediante los limitados recursos perceptivos de que se asiste una embridada razón. Para entrar en contacto con aquello vivo y que está más allá, quizás a escasos metros o milímetros, pero dando la vuelta en una esquina oculta a la visión, es perentorio entrar en sintonía con el entorno y ello sólo puede lograrse tirando al suelo los bártulos de una aherrojada razón. El poeta, el mago, el artista que deviene del mago, son seres que entran en contacto con el hálito de lo invisible por vía de un trance que les permite olvidar el 2 + 2, integrándose a aquello que no se puede ver. 
Llamar mitológico a aquello que no podemos percibir con el tacto, el gusto o la vista no le resta presencia y realidad; quiere ello decir que la palabra mitológico se queda obviamente corta cuando, por la fuerza, queremos hacerla entrar en referencia con una presencia que está allí, aunque no logremos asirla entre las manos. Mitología no es un sinónimo de irrealidad.
Lo cual nos lleva a pensar en otra irrealidad: la de no creer que cuando abres las manos algo en ella se deposita, se detiene o se planta. 

Salud, lacl.









Antigua caligrafía China. 





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PENTAGRAMA
Hablando con el viento


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