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viernes, 3 de noviembre de 2023

Escrito al filo de la medianoche, lacl / PENTAGRAMA: ....la oquedad sobre la que nos hincamos / Allá en la tierra

 

Cielo de Caracas, lacl


Escrito al filo de la medianoche...


¿Escuchar El Aura?

¿Atisbar El Céfiro?

¿Auscultar La Aurora?


¿Se puede escuchar lo que se ve? 

¿Se pueden escuchar las sombras 

por medio de las cuales comienza 

a infiltrarse la serpiente de luz?

¿O se puede escuchar aquello 

que no emitiendo sonido alguno 

se asoma a la visión 

antes del amanecer?

¿Podemos escuchar la oquedad 

sobre la que nos hincamos?

¿Podemos atisbar el más allá con el oído, 

levantando el pabellón de la oreja, 

o colocando acaso nuestra faz 

a ras de suelo?

¿Dónde se detiene la luz 

o dónde se anuncia?

¿Dónde inicia su canto 

el vuelo de alondras invisibles?

¿Por qué pájaro del alma 

se asoma la creación?

¿Qué nos incita a soñar 

en el lecho de oscuridad 

en donde los ecos 

de nuestro propio sueño 

les place arellanarse?


De pronto sentimos 

que nuestro pecho 

se encabrita, se empluma 

y se ensancha de jolgorio, 

aunque sea de un silente jolgorio. 

Y damos un paso 

y entramos en el aire. 

Y soltamos suelo.

Y no hay ser 

que nos ataje y ancle. 

Bogamos por el mar del aire, 

sin cuerdas 

ni maleficio que nos ate. 

Y somos libres 

con acento de pluma, 

con tónica de ingrávido corpúsculo 

y tinbre de alado polen, 

libres de plena libertad 

que nunca más 

podrá ser atajada.


lacl, del 2 al 3 de noviembre, al filo de la medianoche.

P. S. Fue escrito al filo de la medianoche entre el goce del silencio y bajo el influjo de la afectiva memoria de una melodía que adoro y que acá dejo en ofrenda...

Se trata de una pieza o improvisación interpretada por John Clark en corno francés, durante una noche en expedición al Cañón del Colorado.



Cielo de Caracas, lacl.

La Gran Sabana, Maciso Guayanés, Venezuela. Fotografía tomada de la red.

Gran Cañón del Colorado.


Cantarle a la oquedad sobre la que nos hincamos...


Allá en la tierra



1 comentario:

Me es indiferente mi nombre dijo...

Cuando leo su poesía me sorprendo de mi mismo: nunca me senti atraido por la poesía y mucho menos por los poetas. También, al leer esas palabras, que hace mucho tiempo despertaban los sentidos hacía una mística natural y espontánea, ahora muerta, casí olvidada. Triste resignación. Sólo los niños o los que están punto de dejar de serlo viven de verdad su medianoche.