Este poema lleva varios meses en mi testa y sobre mi escritorio. Siempre pendiente de dar una versión suya en estos predios. Hoy, finalmente, raptándole algunas gotas de divina sustancia a las horas que, en apariencia, no gozan del don de la especulación, me he dedicado a jugar con sus palabras. Y esto es lo que ha resultado, dejo abajo la versión original.
Salud!
lacl
Queja
Ningún ser nos
ha sido concedido. Tan sólo somos río
y, dócilmente, en toda forma confluimos:
el día, la noche, la gruta y la catedral,
todo lo atravesamos, pues nos impulsa la sed de ser.
y, dócilmente, en toda forma confluimos:
el día, la noche, la gruta y la catedral,
todo lo atravesamos, pues nos impulsa la sed de ser.
Así llenamos
forma tras forma sin reposo,
y ninguna llega a convertirse en morada, dicha o necesidad,
siempre andamos en la senda, huéspedes por siempre,
ni campo ni arado nos convocan, ni crece el pan para nosotros.
y ninguna llega a convertirse en morada, dicha o necesidad,
siempre andamos en la senda, huéspedes por siempre,
ni campo ni arado nos convocan, ni crece el pan para nosotros.
No sabemos cómo
ni qué piensa Dios de nosotros,
con nosotros juega, arcilla somos en sus manos,
enmudecida y maleable, que ni ríe ni llora,
tersa y dúctil, pero que nunca se calcinará.
con nosotros juega, arcilla somos en sus manos,
enmudecida y maleable, que ni ríe ni llora,
tersa y dúctil, pero que nunca se calcinará.
¡Solidificarnos
y perdurar en la piedra, al menos, una vez!
Siempre viva está, por ello, nuestra añoranza,
pero también persiste un ansioso estremecimiento
que nunca se trasforma en reposo para nuestro sendero.
Siempre viva está, por ello, nuestra añoranza,
pero también persiste un ansioso estremecimiento
que nunca se trasforma en reposo para nuestro sendero.
Klage
Uns
ist kein Sein vergönnt. Wir sind nur Strom,
Wir
fließen willig allen Formen ein:
Dem
Tag, der Nacht, der Höhle und dem Dom,
Wir
gehn hindurch, uns treibt der Durst nach Sein.
So
füllen Form um Form wir ohne Rast,
Und
keine wird zur Heimat uns, zum Glück, zur Not,
Stets
sind wir unterwegs, stets sind wir Gast,
Uns
ruft nicht Feld noch Pflug, uns wächst kein Brot.
Wir
wissen nicht, wie Gott es mit uns meint,
Er
spielt mit uns, dem Ton in seiner Hand,
Der
stumm und bildsam ist, nicht lacht noch weint,
Der
wohl geknetet wird, doch nie gebrannt.
Einmal
zu Stein erstarren! Einmal dauern!
Danach
ist unsre Sehnsucht ewig rege,
Und
bleibt doch ewig nur ein banges Schauern,
Und
wird doch nie zur Rast auf unsrem Wege.
.
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