Extravío
Estos tiempos
han sido muy turbios, no sólo en el afuera de la gente o de la calle, sino en
el afuera del cosmos, para no entrar en las calles de un alma desnuda y dado
que no sé si es en el afuera de la calle o en el adentro de mi alma donde se
bate esta desazón por el hombre, por todo lo que pasa en torno al humano gesto,
tan inllevable, tan prescindible, tan baladí, tan sinsentido.
Dentro de ella
todo está callado, tenso, expectante y como con un mar de aguas agitadas en lo
profundo, un mar colmado de ganas de vivir en otra parte.
La vida humana
cada vez me parece más incomprensible, me refiero explícitamente a lo que hemos
hecho como estirpe; no a la maravillosa creación que es un ser lleno de vida,
indiviso, milagroso, sino a ese teatro de locura que, en la inadvertencia imperante
de lo colectivo, impensadamente arrasa con lo particular y prodigioso que vibra
en la infinita pequeñez de todo pulso.
El hecho
palpable de que, generación tras generación, unos pocos -con sus afanosas, misioneras
conjeturas y sus precisos juegos de tenazas- hayan logrado automatizar y
reducir a escondrijos, a un enorme cúmulo de seres humanos, es algo que no deja
de arrobar el poco sentido común del que aún creía disponer.
Una estampa para mi cuaderno Inscripciones
en el dolmen
06 de
Noviembre de 2014.-
Imágenes.- Blanco, negro y demás grises: Cartier-Bresson
Color: un servidor.
Imágenes.- Blanco, negro y demás grises: Cartier-Bresson
Color: un servidor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario