Mis compañeros
de hoy en el tránsito de calles sumidas en el sopor de millones de automóviles rugiéndose
unos a otros, han sido Paul Celan y Rainier Maria Rilke. Dos sutilezas, dos
breves pinceladas que deseo plasmar aquí, y que hoy me sirvieron de canto des/andante
en el repasado andar de la multitud.
Me he tenido
que inventar una versión para los versos de Celan, pues a pesar de que el poema
me llegó y me tocó, no me place mucho la versión castellana expuesta en el
libro que portaba conmigo. Me reservo el nombre del traductor y los datos de la
edición, para no herir susceptibilidades.
Sirena en la
niebla
La boca en el espejo oculto,
Las rodillas ante la columna del orgullo,
La mano en el enrejado de la celosía.
Suficiente es la oscuridad
que clama mi nombre
y me lleva ante él.
La segunda pincelada es aquel poema de Rilke intitulado El poeta, el cual forma parte de Nuevos poemas. Esta versión me luce más lograda que la referida anteriormente, pero igualmente he introducido varios cambios, por intentar bajar aún más estos versos a tierras de habla castellana.
Nuevos poemas
(1907)
El poeta
De mí te alejas, hora.
El batir de tus alas me hace heridas.
Solitario: ¿qué puede hacer mi boca
con mi noche, con mi día?
No tengo amada, ni tengo casa,
ni sitio alguno donde vivir.
Todas las cosas a las que me entrego
se enriquecen y me dejan pobre.
(Meudon, invierno de 1905-1906)
Der
Dichter
Du entfernst dich von mir, du Stunde.
Wunden schlägt mir dein Flügelschlag.
Allein: was soll ich mit meinem Munde?
mit meiner Nacht? mit meinem Tag?
Ich habe keine Geliebte, kein Haus,
keine Stelle auf der ich lebe
Alle Dinge, an die ich mich gebe,
werden reich und geben mich aus.
Steiner: Of Beauty and Consolation
Un tributo:
Rilke, versos iniciales del LIBRO DE HORAS
(Rezan Mario Adorf y Montserrat Caballé)
http://www.youtube.com/watch?v=FpLIsO9J5CE
foto inferior: Rilke, boceto de L. Parternak, 1927
Libro de horas, Rilke
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