De un añejo cuaderno al que me dio por titular
Libro de Trance y Hallazgo
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Extravío
A Sebastián
Cada noche un dragón blanco
sobrevuela parsimoniosamente la ciudad,
buscando un sueño
que nadie puede ya soñar.
Nadie se interesa por dragones blancos.
No son demostrables salvo, quizás,
para algunos niños que inexorablemente
habrán de ser domesticados;
tal como lo fueron las noches,
servidoras en su quietud,
del olvido del sueño de los hombres.
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2 comentarios:
Muy lindo Luis, muy sutil!
Gracias Ana María. No había visto este comentario! Un abrazo!
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