GUARIDA DE LOS POETAS
Los cantores siempre han gustado de componerle melodías a la buena poesía o, simplemente, honrar la poesía con la lectura de algunos poemas en público. Nada más natural, cuando la música está compuesta de poesía y la poesía lo está de música.
Acá presentamos unos cuantos ejemplos… Serrat/Whitman, Ferré/Baudelaire, Rimbaud/Caron…
Añadimos, además, una hermosa presentación que se apoya en fragmentos de ese conmovedor tomo de poesías que es Libro de Horas, de Rilke; amén de una preciosa (¿y habrá que decir lúcida?) disertación de Borges sobre La poesía, pieza magistral de oratoria y gusto por la lengua.
Y, aunque se encuentra ubicado hacia el centro de la selección, dejo ex profeso para el final las señas de un poema de Olga Orozco sumamente conmovedor, entonado en su propia voz, la que casi se desgarra al culminar de leerlo.
Salud!
LA.
SERRAT - RECITANDO UN POEMA DE WALT WHITMAN
http://www.youtube.com/watch?v=e6eRBmH8mzQ
.
La mort des amants (Charles Baudelaire, in Les Fleurs du mal) - Léo Ferré
http://www.youtube.com/watch?v=NyTGHLgUmBc&feature=related
Nous aurons des lits pleins d'odeurs légères,
Des divans profonds comme des tombeaux,Et d'étranges fleurs sur des étagères,
Écloses pour nous sous des cieux plus beaux.
Usant à l'envi leurs chaleurs dernières,
Nos deux cœurs seront deux vastes flambeaux,
Qui réfléchiront leurs doubles lumières
Dans nos deux esprits, ces miroirs jumeaux.
Un soir fait de rose et de bleu mystique,
Nous échangerons un éclair unique,
Comme un long sanglot, tout chargé d'adieux ;
Et plus tard un Ange, entr'ouvrant les portes,
Viendra ranimer, fidèle et joyeux,
Les miroirs ternis et les flammes mortes.
.
Olga Orozco
Olga Orozco
No hay puertas
Con
arenas ardientes que labran una cifra de fuego sobre el tiempo,
con
una ley salvaje de animales que acechan el peligro desde su madriguera,
con
el vértigo de mirar hacia arriba,
con
tu amor que se enciende de pronto como una lámpara en medio de la noche,
con
pequeños fragmentos de un mundo consagrado para la idolatría,
con
la dulzura de dormir con toda tu piel cubriéndome el costado del miedo,
a
la sombra del ocio que abría tiernamente un abanico de praderas celestes,
hiciste
día a día la soledad que tengo.
Mi
soledad está hecha de ti.
Lleva
tu nombre en su versión de piedra,
en
un silencio tenso donde pueden sonar todas las melodías del infierno;
camina
junto a mí con tu paso vacío,
y
tiene, como tú, esa mirada de mirar que me voy más lejos cada vez,
hasta
un fulgor de ayer que se disuelve en lágrimas, en nunca.
La
dejaste a mis puertas como quien abandona la heredera
de
un reino del que nadie sale y al que jamás se vuelve.
Y
creció por sí sola,
alimentándose
con esas hierbas que crecen en los bordes del recuerdo
y
que en las noches de tormenta producen espejismos misteriosos,
escenas
con que las fiebres alimentan sus mejores hogueras.
La
he visto así poblar las alamedas con los enmascarados que inmolan al amor
-personajes
de un mármol invencible, ciego y absorto como la distancia-,
o
desplegar en medio de una sala esa lluvia que cae junto al mar,
lejos,
en otra parte,
donde
estarás llenando el cuenco de unos años con un agua de olvido.
Algunas
veces sopla sobre mí con el viento del sur
un
canto huracanado que se quiebra de pronto en un gemido
en
la garganta rota de la dicha,
o
trata de borrar con un trozo de esperanza raída
ese
adiós que escribiste con sangre de mis sueños en todos los cristales
para
que hiera todo cuanto miro.
Mi
soledad es todo cuanto tengo de ti.
Aúlla
con tu voz en todos los rincones.
Cuando
la nombro con tu nombre
crece
como una llaga en las tinieblas.
Y
un atardecer levantó frente a mí
esa
copa del cielo que tenía un color de álamos mojados
y
en la que hemos bebido el vino de la eternidad de cada día,
y
la rompió sin saber, para abrirse las venas,
para
que tú nacieras como un dios de su espléndido duelo.
Y
no pudo morir
y
su mirada era la de una loca.
Entonces
se abrió un muro
y
entraste en este cuarto con una habitación que no tiene salidas
y
en la que estás sentado, contemplándome, en otra soledad
semejante
a mi vida.
https://www.youtube.com/watch?v=EVCgFtdXhNM&feature=youtu.be .
My Little Lovelies - Arthur Rimbaud (Based on the poem "Mes Petites Amoureuses"). Music and performance by Rene Caron © 2010.
http://www.youtube.com/watch?v=sxFrUZnPWbE&feature=related
Based on the poem "Mes Petites Amoureuses" by Arthur Rimbaud. English translation by Paul Schmidt. Music and performance by Rene Caron © 2010. Recorded in Ottawa, Canada 1997
Mes petites amoureuses
Un hydrolat lacrymal lave
Les cieux vert-chou
Sous l'arbre tendronnier qui bave,
Vos caoutchoucs
Blancs de lunes particulières
Aux pialats ronds,
Entrechoquez vos genouillères,
Mes laiderons !
Nous nous aimions à cette époque,
Bleu laideron !
On mangeait des oeufs à la coque
Et du mouron !
Un soir, tu me sacras poète,
Blond laideron :
Descends ici, que je te fouette
En mon giron ;
J'ai dégueulé ta bandoline,
Noir laideron ;
Tu couperais ma mandoline
Au fil du front.
Pouah ! mes salives desséchées,
Roux laideron,
Infectent encor les tranchées
De ton sein rond !
Ô mes petites amoureuses,
Que je vous hais !
Plaquez de fouffes douloureuses
Vos tétons laids !
Piétinez mes vieilles terrines
De sentiment ;
- Hop donc ! soyez-moi ballerines
Pour un moment !...
Vos omoplates se déboîtent,
Une étoile à vos reins qui boitent
Tournez vos tours !
Et c'est pourtant pour ces éclanches
Que j'ai rimé !
Je voudrais vous casser les hanchesD'avoir aimé !
Fade amas d'étoiles ratées,
Comblez les coins !
- Vous crèverez en Dieu, bâtées
D'ignobles soins !
Sous les lunes particulières
Aux pialats ronds,
Entrechoquez vos genouillères,
Mes laiderons !,
.
Three Poems from Rilke's Book of Hours
.
http://www.youtube.com/watch?v=_82q4J5gskI&feature=related
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La poesia, Jorge Luis Borges
https://www.youtube.com/watch?v=GiE951Dtwdg
https://www.youtube.com/watch?v=GiE951Dtwdg
2 comentarios:
Gracias, Luis Alejandro, por siempre andar nutriendo el espíritu, soliviantando los silencios, dejando recaderías de versos, música y voces, en acordes diversos, que van desde la terrible soledad de Olga, hasta el huracán de Whitman. Y qué decir de Rilke, siempre sorprendente. O de Borges intemporal. Toda una cosmogonía para el alma.
Baudelaire... Roba los sentidos.
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