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viernes, 24 de enero de 2025

Antonio José de Sucre, Veo delante de nosotros todos los peligros y todos los males de las pasiones exaltadas... (Carta a Simón Bolivar. / Arturo Michelena. El vil asesinato de Sucre en Berruecos



Un hombre de honor, para quien lo recto estaba en primerísimo primer orden, tal como inculcaban muchos de nuestros ancestros a sus hijos. Eran gente de palabra. Sin embargo Sucre destacaba por algo más: por el auto de fe que se juró al empeñar su honra por lograr la libertad de todo un colectivo. Nunca quiso mando, porque sabía que quienes tanto añoraban el mando ocultaban razones inconfesables, tal como sugiere en ésta, una de sus últimas cartas, dirigida a su querido general Bolívar. Vale la pena leer esta breve carta y contrastarla con tantos desafueros como los que se toman hoy quienes dicen ser defensores de la colectividad y "adalides" de la justicia, así, con toda la pomposidad que les engalana. 

Salud, lacl 
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Cúcuta, 26 de abril de 1830

A.S.E. el general Bolivar 

Mi general:

 Aprovecho de la ida del general O'Leary para decir a Vd. que he recibido anteayer tarde con mucho gusto su carta de 23 de marzo. Excusaré dar noticias, puesto que el general O'Leary comunicará cuantas sabemos, en las que hay algunas importantes.

 He subido con más extensión y con no poco disgusto la novedad que iba a ocurrir en Bogotá. Es ciertamente triste la idea de que las revoluciones y trastornos se suceden sin término.

 Aunque Vd. me dice que su resultado ha producido una completa victoria en favor de los principios y de la buena causa, creo que habrá nuevas escenas y que el incendio en revolucionario lo abrasará todo. Veo delante de nosotros todos los peligros y todos los males de las pasiones exaltadas, y que la ambición y las venganzas van a desplegarse con todas sus fuerzas. 

 Parece que en el Sur hay tranquilidad aunque hay temores muchos. Gozará de poco reposo, pues tenemos allí vecinos que atizarán la discordia y aprovecharán de todos los momentos y circunstancias para molestarnos. 

 Yo pensaba ver si podía ver si podía volver por Maracaibo, Cartagena y el Istmo;; no tengo ganas de ir a Bogotá donde los partidos todos se empeñan en precipitarnos a compromisos rencorosos. Quiero también excusarme de todo lance en que pretenda reducírseme a aceptar puestos que mi corazón repugna, porque él sólo apetece la vida privada. Demasiados hay que disputan los destinos públicos, los mandos y la dirección de los negocios. Yo trato de pertenecer exclusivamente a mi familia. Si se dice que esto es egoísmo yo diré mis razones; y por nada quiero que se me confunda entre los pretendientes al gobierno, o mejor dicho entre los que pretenden hacer de la República su despojo.

 Adiós, mi General, he sabido con pena que Vd. ha vuelto a recaer. Cuide Vd. su salud y acepte el afecto muy sincero de su apasionado y buen amigo.

   A. J. de Sucre. 


 _Adición_ El general O'Leary desea que Vd. sepa por mí de su comportación por aquí; y debo decir a Vd. en justicia que se ha conducido con mucha circunspección; ningún habitante ha dado la menor queja y ha hecho guardar tan exacta disciplina a la tropa, que los ciudadanos están contentos de _Rifles_. Parece que esto es lo que más deseaba Vd. y el que haya hecho notable la conducta moderada del Gobierno y de los jefes. 

   Sucre

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Arturo Michelena. 
El vil asesinato de Sucre en Berruecos




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